indignada, lo primero que quiso subrayar ayer la presidenta del Partido Popular de Navarra, Ana Beltrán, tras la reunión de la Junta de Portavoces del Parlamento de Navarra, fue una declaración institucional en la que todos los grupos parlamentarios (a excepción del suyo propio y UPN) reprobaban sus desacertadas palabras en una intervención en el pleno anterior. Al hilo de una encuesta del departamento de Educación que preguntaba a alumnos de cuarto de Primaria y Segundo de Secundaria, se incluían las opciones de marcar una casilla como “chico, chica u “otras opciones”. Ana Beltrán exigió la retirada de la encuesta y se preguntó cuál es la otra opción: “Perro, gato, ornitorrinco, pez...”.

El Parlamento de Navarra lamenta “la irresponsabilidad de determinadas fuerzas políticas por poner en cuestión el cumplimiento de la ley en relación a la diversidad sexual y de género, y manifiesta su reprobación a las declaraciones claramente despectivas de la parlamentaria del PP y le exige una rectificación pública”. Sin embargo, Ana Beltrán ni rectifica, ni recula y si acaso se reafirma. No considera para nada “desafortunadas” sus palabras y va más allá: respeta, admira y tiene “toda” empatía con los niños transgénero y sus familias, que “sé lo que sufren”. Así, por lo visto, como un alarde “empatía”, es como pretende la presidenta del PPN, que las familias de niños transgénero entiendan sus palabras.

El portavoz de Geroa Bai, Koldo Martínez, señaló que no sabe cuál sería la intención de Beltrán con sus palabras sobre este asunto, “pero sí sé lo que dijo y era absolutamente insultante para las personas transgénero”. El asunto desde la perspectiva de Ana Beltrán es en realidad un “grave” ataque “a la libertad de expresión de quienes pensamos diferente” y señaló que “estamos hartos del pensamiento único y de imposiciones”. Esa libertad de “pensamiento diferente” de Ana Beltrán que cuestiona la existencia de una categoría de género que no sea la identidad masculina o femenina, como una realidad reconocida por la propia Organización Mundial de la Salud, no sería más dañina que la candidez de esos creacionistas estadounidenses que se escudan en la libertad de educación para sus hijos para negar las teorías de Darwin o el movimiento “tierraplanista” que organiza conferencias mundiales para reafirmar que la Tierra es plana y no esférica. Todo bien si no fuese porque se planteó en la sede del Parlamento de Navarra y en un tono que ayer fue cuestionado incluso por periodistas de diferentes medios de comunicación. Ante la insistencia sobre la conveniencia o no estas declaraciones que apelan a la mofa, la sátira o al propio cinismo, Ana Beltrán defendió su ornitorrinquez y aseguró que “más grave es seguir sin condenar a ETA”.