por suerte no han estado solos. Que en la oposición hace frío y hace falta alguien que te arrope. Y ahí los navarrísimos han tenido su apoyo en Madrid. Algunos, han sido simplemente oportunistas. Como Pedro J. Ramírez, que se ha pasado un par de veces por aquí para hacer negocio y, ya de paso, contentar al público. “Navarra es las Termópilas de España. Es el baluarte de libertad que hay que defender”, alertaba en una de sus visitas.

No es que estuviera especialmente preocupado. Es solo que al pueblo hay que darle lo que pide. “Estoy inquieto con lo de Navarra porque se obliga a enseñar euskera en las escuelas”, decía. Y claro, quién lo iba a decir. Por suerte, decía Pedro J, “existen anticuerpos suficientes como para luchar contra esa infección”. El público a rabiar y a vender su libro.

En cambio hay otros a los que se les ha visto más convicción. Sobre todo a Carlos Herrera, que se ha tomado esto de la reconquista de Navarra como algo personal, aportando nivel y rigor al debate sobre el futuro de Navarra. “Este Gobierno de infiltrados del PNV, de Herri Batasuna y Podemos es una escoria”, denunciaba en las ondas con la mesura habitual. “¡Sectarios!”, matizaba como dato para análisis.

Lo que a Herrera no se le puede negar es compromiso con Navarra. Incluso nombró corresponsal de su programa en Navarra al presidente de UPN, al que le llamaba de vez en cuando para que le hiciera la crónica de turno de cómo iba la merienda de niños que se había montado el cuatripartito por Navarra. Que los periodistas son muy caros.

Resultó que un día Esparza dijo algo del Gobierno y de la ETA, y los del equipo de Herrera se vinieron arriba. “En Navarra Geroa Bai, Bildu, Podemos e Izquierda Unida justifican los asesinatos de ETA”, titulaban los de la Conferencia Episcopal como si lo hubiera dicho Esparza. Que lo podía haber dicho, visto el percal, pero no era el caso. Y oye, ahí que queda.

Pero nadie desde luego como Federico. Porque a Fede le da igual todo. El va con su lanzallamas por ahí en plan Terminator. “Eh, Fede, un rojo”. Y venga, Sayonara Babe. Es cierto que estos últimos meses ha estado ocupado. Tan centrado que estaba en lo de Rajoy que no se vio venir lo de Sánchez. Y con España rendida ante los enemigos de Dios, como para acordarse de Navarra. Pero tuvo sus perlas que, casi ya, dejamos para otro día. Pero vaya al menos un adelanto: “Intervenir en Cataluña es difícil, pero en Navarra no. El problema es que Rajoy los tiene abandonados”. Suerte que ha llegado Abascal.