batalla política muy disputada en Navarra. Especialmente entre Geroa Bai, PSN y EH Bildu por liderar u orientar el Gobierno de los próximos años. El panorama está abierto y pende sobre dos puntos de máximo interés. En qué medida Geroa Bai puede salir o no reforzada de su experiencia como cabeza de Gobierno y hasta qué punto el PSN puede beneficiarse del efecto Sánchez y de las divisiones habidas en Podemos. La presencia ayer en Pamplona del propio Sánchez y de Iglesias, unida a la de Garzón, refleja la importancia de movilizar una franja del electorado más o menos de izquierdas, clave para la conformación del Gobierno. A priori, la formación morada es la pieza más sensible para que el cuatripartito repita con idénticas soldaduras. Pero en un escenario tan apretado y de vetos cruzados pueden surgir sorpresas.

Navarra Suma, que ha apostado por una campaña gráfica de estilo llamativamente similar al de Geroa Bai, se ha metido en un callejón de difícil salida. La alianza de triple derecha ha sufrido la primera abolladura tras el resultado global de las generales, y puede quedar horadada tras el 26-M sin haber comenzado como tal a funcionar. A la hora de conformar la nueva coalición las urgencias de Esparza y de UPN pesaron mucho, pero el derechismo de los sumandos complica sobremanera los acuerdos postelectorales. En el caso de que diesen los números, un apoyo del PSN a un Gobierno de derechas arruinaría la vuelta a la relevancia de los socialistas. Si el apoyo viniera de Navarra Suma, y el PSN se aviniese con tal de alcanzar la presidencia, la gobernabilidad sería harto complicada, ni progresista ni de izquierdas. En tal disyuntiva, cabe plantearse en qué punto estaría ahora el PSN sin la marea del 28-A y de la moción de censura previa. Los socialistas navarros sueñan con que este oleaje traiga la llave del segundo puesto el 26-M. Los partidos del cuartipartito temen que la espuma desaparezca nada más alcanzar la orilla, una vez celebrados los próximos comicios. Si la encuesta de Gizaker acierta, esa segunda plaza estará ocupada por Geroa Bai, que ha liderado un Gobierno plural en las antípodas de lo que pretende Navarra Suma y lejos del marco dominante en Sarasate y Ferraz. Un Ejecutivo que en estos cuatro años ha pretendido conjugar eficiencia, equidad y estabilidad en el terreno económico. Su cabeza más visible, Uxue Barkos, llega a la cita con una valoración que ni sus detractores pueden obviar. De ahí los nervios de quienes comenzaron a perder el temple en mayo de 2015 y destemplados se han mantenido.