Bueno, pues cuatro años más que han pasado sin que al tren de alta velocidad se le haya visto por aquí. Que no es que sea la panacea, pero oye, a caballo regalado no le mires el dentado que ya lo pagará alguien.

El problema es que se trata de una infraestructura cara, muy compleja de construir en algunos tramos y que además la paga el Estado. Y Navarra, digan lo que digan, nunca ha estado en las prioridades del Ministerio de Fomento, ni con el PSOE ni con el PP, que miden cada euro de inversión en rentabilidad de voto. Y como no es que seamos muchos, la tomadura de pelo de los últimos 20 años está siendo considerable.

Ya a principios de siglo se paseaban por aquí los ministros del PP a decirnos que tranquilos, que ellos nos pagaban el tren y que para 2010 iríamos a Madrid más rápido que Ana Beltrán cuando le llamaron para ir al Congreso. Entonces era 2002, y de aquellos mapas tan chulos poco más se supo. Para 2009 nos prometía Yolanda Barcina que estaríamos sin bucle en Pamplona y con una nueva estación. Y en 2015 el tren iría a todo trapo gracias a los acuerdos que Miguel Sanz y José Blanco nos anunciaban entre firmas, fotos y abrazos.

Luego estalló la crisis, el Gobierno de España enterró la obras y enterró los proyectos. Con una deuda de 45 millones sin pagar a Navarra, que era quien tenía que adelantar el dinero. Así hasta que llegó el cambio en el Gobierno, y a todos les entraron las prisas a ver si enredando un poco con este tema se rompía el cuatripartito.

De repente, la culpa de que Navarra no tuviera el TAV ya no era de UPN, que llevaba 20 años gobernando. Ni del PSOE ni del PP, que durante ese tiempo han tenido en su poder el BON y los presupuestos del Estado. No. Era de los nuevos porque “Bildu tiene atada a Barkos”. Y todos sabemos que en Madrid no dan un paso sin antes pedir permiso a EH Bildu.

Total, que nos hemos pegado cuatro años a vueltas con el tema, que se suponía además que UPN y PP habían desbloqueado. “Gracias al PP el TAV llegará a Navarra”, anunciaba Ana Beltrán. “Gracias a UPN Barkos tiene encima de la mesa 3.000 millones de inversión”, prometía Javier Esparza allá por 2017.

Dos años después todo sigue igual. El Gobierno central anda con los presupuestos prorrogados, y a ver cuánto de ahí llega para Navarra. De la conexión con la Y vasca nada se sabe, del bucle de Pamplona menos aún y las obras avanzan tan rápido que al ritmo actual el trazado completo no acabará antes de 2035. Por suerte, estamos en campaña y nos lo vuelven a prometer. Esta vez seguro que van en serio.