pamplona - La campaña electoral va a terminar prácticamente en el sitio en el que empezó. Entre dos bloques que, lejos de agrietarse, se han amalgamado mucho más estas dos semanas. Sigue por un lado el cambio liderado por Uxue Barkos (Geroa Bai), con Bakartxo Ruiz (EH Bildu), Mikel Buil (Podemos) y Marisa de Simón (I-E) en sintonía, defendiendo un modelo de gobernanza alternativo al de UPN y PSN con fiscalidad progresiva, aumento de inversión pública y defensa del autogobierno. Y en el otro lado, Javier Esparza (Navarra Suma) continúa presentando las elecciones como un plebiscito entre nacionalismo o constitucionalismo, entre “más Navarra o más Euskadi”, y la posibilidad de volver a una Navarra más parecida a la de 2013, 2014 y 2015, de la que el PSN de María Chivite se ha querido distanciar en las declaraciones públicas. Pero Chivite no es Sánchez, y el debate sectorial la coloca en la órbita de UPN, PP y Ciudadanos. Coinciden en lo fundamental, y se lo volvió a recordar ayer Javier Esparza, cuando le dijo, con ese tono un poco de tutela, que el PSN y el cuatripartito “no coinciden en nada”. Además, las llamadas a las fuerzas progresistas no encuentran respuesta. De Simón reconoció explícitamente que desea que se repita el acuerdo programático actual. Y Buil se esforzó en intercalar, de tanto en tanto, que el PSN ha ido históricamente de la mano de la derecha.

Es un resumen de la sensación general que dejó el debate de Navarra Televisión, que empezó con un bloque sobre fiscalidad, continuó con uno de servicios sociales, siguió con uno de autogobierno y cerró con los pactos.

fiscalidad y recortes En el primer capítulo fue en el que más se notó que Barkos, además de candidata de Geroa Bai, es la presidenta del Gobierno. Maneja los datos de cerca y los intentos de UPN y PSN -comparten que las clases trabajadoras y medias están castigadas fiscalmente- quedaron deslucidos frente al cambio, que sigue defendiendo la progresividad fiscal como fórmula para mantener servicios públicos de calidad. Las familias y las rentas bajas pagan más, acusaron Esparza y Chivite. “22 euros más al año”, contestó Barkos, en referencia a las rentas más bajas. “Y 220 euros al año en cuota media” en el caso de las familias, añadió. “Sí, sobre todo las clases altas han hecho un esfuerzo, pero eso ha permitido ordenar la caja, la deuda y revertir recortes”, defendió. “Pero una familia paga más aquí que en Gipuzkoa”, le contestó Esparza. “¿Sabe por qué? Porque en Gipuzkoa las cuentas han estado ordenadas también durante la crisis, y aquí UPN dejó 50 millones en las arcas”, volvió a contestar Barkos. “Hay más deuda”, insistió Esparza. “Mire la deuda desde 2007, cuando empezó a crecer exponencialmente, aunque estaban las arcas llenas”, zanjó Barkos.

El debate siguió con un bloque de servicios sociales, educación y salud. No lo tuvo fácil el cuatripartito, que tuvo que salir al paso de todas las polémicas: el fraude en la renta garantizada, “insignificante en una herramienta que además ha servido para crear empleo”, precisó De Simón; las donaciones de Amancio Ortega, que tienen que servir para abrir el debate de “la ingeniería fiscal con la que las grandes fortunas evitan pagar impuestos”, apuntó Buil; y la huelga de médicos, de escaso seguimiento y motivada por “años de recortes severos que han afectado a todo el personal sanitario”, contestó Barkos. Más cómodos estuvieron los que no han gestionado: Chivite, en ese bloque, criticó que no hay nada que se pueda salvar en la gestión de Educación, y Esparza se recreó con la “imposición del euskera”, quejándose de que hayan bajado las ratios de matriculación, aunque eso le costó que De Simón le recordase que apoyó “todos los recortes que hizo el PP” y que Barkos considerase “tremendo” que vea mal que se amplíe la plantilla. Volvieron a coincidir en sanidad. “La legislatura ha pasado en Salud sin pena ni gloria”, recordó Chivite. “Y no hay pediatras, y hay huelga”, puntualizó Esparza. Fue la tónica que siguió casi todo el debate, que no hizo sino representar algo que se ha visto durante toda la legislatura: un bloque del cambio con una mayoría ajustada, y un bloque opositor donde la derecha y el PSN siguen juntos.