pamplona - Pablo Echenique encabezará la Comisión de Seguimiento de Pactos de Gobierno a partir de esta semana. Pablo Iglesias ha reoorganizado su Consejo de Coordinación, órgano que reúne a la dirección de Podemos, tras los malos resultados en el ciclo electoral. La decisión más importante es la de apartar a Echenique del cargo de secretario de Organización, el número dos orgánico del partido, por la caída en votos especialmente en las municipales y autonómicas, aunque seguirá en la ejecutiva como responsable de Acción de Gobierno e Institucional y Programa y coordinará las negociaciones y seguimiento de los pactos postelectorales. Quien deja definitivamente la dirección del partido y la primera línea política es Pablo Bustinduy, una de las personas clave en la fundación y desarrollo del partido desde 2014. Bustinduy renunció el pasado 21 de marzo a encabezar la candidatura de Unidas Podemos en las europeas de mayo en plena crisis por el enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

Tras haber criticado públicamente la mejorable implantación territorial de Podemos, Iglesias emprende estos cambios con dos objetivos: reconstruir el partido en los territorios y hacer de su participación en gobiernos de coalición con el PSOE, desde el central a los locales, palanca de crecimiento del partido. La ejecutiva del partido se reunirá mañana para analizar los relevos, que dependen del secretario general, pero será el sábado cuando el Consejo Ciudadano Estatal (CCE) ratifique la redistribución de tareas y las altas y bajas.

El cambio más relevante se producirá en la Secretaría de Organización, una de las piezas clave en cualquier partido político. Echenique dejará el cargo tres años después de que Iglesias recurriera a él para cubrir el hueco dejado tras destituir a Sergio Pascual en la primera gran crisis de Podemos.

auge y caída El nombramiento de Echenique fue apoyado en 2016 por la mayoría de los líderes territoriales del partido. El entonces secretario autonómico de Aragón encarnaba la oposición al centralismo del que se acusaba a la cúpula de Podemos. Su tándem con Teresa Rodríguez en la primera Asamblea Ciudadana le granjeó también la simpatía de los sectores que apostaban por primarias y procesos lo más abiertos, participativos y proporcionales posible.

El reconocimiento interno de Echenique le catapultó en sus primeros meses en Organización. En Vistalegre 2, casi un año después de su nombramiento, recibió más votos que Íñigo Errejón. Pero para entonces su prestigio empezaba a decaer. El proceso asambleario partió al partido en dos, ni mucho menos iguales, pero sí irreconciliables tal y como han demostrado los sucesos posteriores.

Después se trasladó a Madrid y ha ido acumulando competencias: es uno de los principales portavoces de Podemos y en 2018 estuvo en el equipo que negoció el acuerdo presupuestario con el Gobierno de Pedro Sánchez. Asumió, además de Organización, las áreas de Programa y una nueva: Acción de Gobierno.

Pero su labor de extensión territorial no ha logrado sus objetivos. Los círculos no cumplen su función y los problemas orgánicos se han reproducido en toda España. La salida de Echenique, cuyo relevo será alguien de la máxima confianza de Iglesias, coincide en el tiempo con el regreso del exlíder madrileño Ramón Espinar. - D.N.