Miles de personas protestaron en Londres en contra de la visita de Donald Trump en una manifestación por las calles del centro de la ciudad en la que no faltó el hinchable de seis metros que burla al presidente como si fuera un bebé enfadado ni otro en el que está sentado en un wáter con los pantalones bajados y con pancartas en las que se podía leer: “¡Mantente lejos!”

Los organizadores, que pertenecen a Stop Trump Coalition, quisieron demostrar que sus políticas son “divisorias y odiosas”, por lo que no es bienvenido en el Reino Unido. Sin embargo, la cita congregó a mucha menos gente de la esperada y no fue tan exitosa como la que tuvo lugar en julio de 2018, cuando Trump visitó la ciudad por última vez.

En la protesta no faltaron los carteles dándole “un millón de razones para dimitir” o un “no eres bienvenido aquí”, a las que acompañaba un robot gigante que le hacía burla como si estuviese tuiteando su ya conocida frase “noticias falsas”. La marcha comenzó las 11 hora local desde la céntrica plaza de Trafalgar, entre fuertes medidas de seguridad, en dirección a Downing Street, donde Trump y May mantenían un almuerzo de trabajo.

A la llegada de la protesta a la plaza del Parlamento se unió el líder laborista, Jeremy Corbyn, quien aprovechó para defender al alcalde de Londres, Sadiq Khan, de las críticas del estadounidense. Corbyn definió el acto como una forma de levantarse en solidaridad con aquellos a los que el republicano ataca, tanto en América, como alrededor del mundo y en nuestro propio país.

Corbyn apuntó a que estaba “muy decepcionado” por el último ataque de Trump contra Khan, a quien el presidente calificó de “perdedor”, pero aseguró a los manifestantes que estaba preparado para “dialogar” con cualquiera para conseguir la construcción de un mundo más pacífico y justo. “Me enorgullece que nuestra ciudad tenga un alcalde musulmán, que podamos luchar contra la islamofobia, el antisemitismo y cualquier tipo de racismo en nuestra sociedad”, dijo el líder laborista en defensa del alcalde de Londres, con quien ha estado a menudo en desacuerdo sobre otros asuntos.

protesta pacífica Precisamente, Khan pidió que las protestas fuesen “pacíficas, seguras y legales” y acusó a Trump de comportarse “como un niño de 11 años” con sus políticas en contra de los acuerdos para afrontar el cambio climático, los derechos de los gays y lesbianas o los derechos reproductivos de las mujeres.

Entre los asistentes, a Vania Davidovic la visita de Estado la pilla de vacaciones en la capital británica. Ha venido solo a pasar una semana, pero tiene claro que como canadiense quiere apoyar a los británicos que ven en las políticas del mandatario estadounidense “desconcertantes y peligrosas”, por lo que llama a criticarlas y dejar clara la oposición.

“Queremos que se oigan nuestras voces”, dice Brad Irby, un estadounidense que fue a la protesta en compañía de sus dos hijos. Quiere dejar claro a los británicos que no todos en Estados Unidos apoyan a Trump ni entienden que se produzca esta visita. En su opinión, el republicano no se merece ni la pompa ni la alfombra roja con la que está siendo tratado.

Eva Gomashie es originaria de Gana, pero lleva 18 años viviendo en Reino Unido. Trabaja para una organización benéfica que trabaja con la generación más joven para que se sienta empoderada. “No tengo nada en contra de Trump como persona, pero sí contra sus políticas y quiero que mi continente se vea representado en esta protesta”.

En el caso de Susie Backery, la lluvia no la echó para atrás y reconoce que se necesita levantar la voz contra el papel de Trump como “portavoz de la derecha extremista”. Para ella, no todos aceptan su comportamiento, su racismo, ni su visión sobre la frontera mexicana y ve en el viaje de Estado “un espanto”, no solo porque es un gasto de dinero enorme, sino porque le da más voz a la extrema derecha y la legitima.

A pocos metros está Nicola Winter criticando el trato que Trump le da a México, los niños en la frontera y su forma de hacer política a través de Twitter como si de un “niño mimado” se tratara. Su marido, Dave Winter, es de los que cree que nada más que puso un pie en suelo británico y lanzó los mensajes en contra del alcalde de Londres, desde el Ejecutivo deberían haber cancelado la visita y posponerla “hasta que se sepa comportar”.