Pamplona - Si 2017 supuso un punto de inflexión en la gestión de las cuentas públicas, 2018 ha sido la consolidación de una tendencia positiva que no se conocía desde hacía más de diez años. La dureza de la crisis, económica y social, tuvo su impacto en las cuentas públicas de Navarra, que se resintieron notablemente con la caída de la recaudación. Una tendencia compensada en los primeros años de crisis (2007-2011) con un incremento de la deuda pública, y después con los recortes del gasto (2011-2014). En 2010, por ejemplo, Navarra llegó a gastar 500 millones más de los generados con recursos propios.

La tendencia, sin embargo, se ha ido corrigiendo a lo largo de la legislatura. El incremento de la recaudación motivado por la reforma fiscal de 2015, la actualización del Convenio en 2017 y la mejora económica han permitido equilibrar las cuentas públicas hasta el punto de que Navarra gasta ya lo mismo que ingresa.

2018 se volvió a cerrar así con un superávit de 104 millones (el 0,51% del PIB). Y aunque la cifra es inferior a la del año anterior por el efecto de las devoluciones abonadas por el Estado tras el acuerdo sobre el Convenio, mantiene una tendencia estable que apunta ya a los próximos años.

El fin del déficit presupuestario a ido acompañado también de una reducción de la deuda pública, tanto en relación con el PIB de la comunidad como en términos brutos. Navarra también ha aprovechado el superávit de los últimos años para amortizar algunos de los préstamos contratados en los años más duros de la crisis, y que se habían firmado a tipos de interés algo. Lo que ha permitido reducir el gasto anual el intereses. En ambos casos, tanto en déficit como en deuda, Navarra mejora los márgenes que había fijado el Ministerio. A cierre de 2018, la deuda pública se situaba en 3.421 millones, 186 millones menos que la deuda del año anterior. - I.F./A.V.