pamplona - Consumada sin éxito la primera votación para la investidura de Pedro Sánchez, el candidato tiene hasta mañana para lograr más síes que noes en un segundo y definitivo intento que, en palabras del portavoz de Compromís, Joan Baldoví, permitiría tocar “juntos” en la banda musical de un gobierno de izquierdas. Porque la “banda” del “plan Sánchez” formada por izquierdistas e independentistas que el lunes se inventó, con un sentido mucho menos musical, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, intenta afinar a toda prisa sus instrumentos, con el tictac del reloj sobre la mesa, mirándose de reojo para decidir el voto final mientras PSOE y Unidas Podemos abrían una última negociación a horas de arrancar la cuenta atrás para la repetición electoral.

La segunda jornada del debate de investidura, en la que Sánchez solo contó con el apoyo de su partido, el PSOE, y los regionalistas cántabros, en un debate tras el que Podemos decidió, en el último momento, abstenerse en un nuevo gesto para buscar el acuerdo, sirvió para ver a Gabriel Rufián reinventado desde su anterior imagen bronca en hombre de diálogo que cita a Unamuno y su “venceréis, pero no convenceréis”, que admite que a él no le roba España, sino Rato, Pujol y Bárcenas y que proclama a Sánchez: “Estamos condenados a entendernos”. Su intervención, la primera, se siguió con un silencio solemne, casi litúrgico, por un hemiciclo al que regaló titulares a mansalva, y a cuyo flanco izquierdo alertó de que está jugando “a la ruleta rusa” por la posibilidad de nuevas elecciones y de que los “trillizos” de PP, Cs y Vox gobiernen. “Enorme” es, según recalcó, el esfuerzo que hace ERC para actuar así y no “con el estómago” y si bien su voto ayer fue no, dijo que lo cambiaría mañana a una necesaria abstención si Unidas Podemos y el PSOE llegaran a un acuerdo para ese primer gobierno de coalición de la democracia que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, también reclamó a las partes contratantes. El diputado recordó a Sánchez que “para sumar hay que ceder” y le pidió que dé “un paso flexible y decidido al frente” llevándoselo de setas, que no de Rolex, como en el chiste, ya que, según él, aspirar al reloj sería una quimera que no debe cegar a quienes tienen la oportunidad de llenar la cesta de “excelentes perretxikos”, ese valorado manjar del norte. Los del PNV se abstuvieron con cautelas, en una delicada tesitura que no impidió a Esteban devolver a Rivera la gracieta de la “banda” de Sánchez al apuntarle que le imagina en una banda “de mariachis”, dando “la nota” desde la tribuna y la “serenata” desde el escaño.

Pocos chistes hicieron gracia ayer al líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, autoexcluido como futuro ministro de Sánchez, quien se mantuvo serio y un tanto ausente mientras en los pasillos del Congreso se sucedían corrillos y rumores sobre el avance de las negociaciones tras haber ofrecido el PSOE una vicepresidencia a la portavoz morada, Irene Montero, ausente de la sesión por su avanzado estado de gestación.

En sus réplicas, en un tono muy sosegado, Sánchez agradeció su actitud a Rufián y Esteban, así como que tocaran los problemas sociales que él quiere solventar con sus propuestas, pero subrayó muy mucho que está intentando pactar con Unidas Podemos, su socio preferente, y que pese al poco éxito obtenido hasta ahora todavía no pierde la “esperanza”.

Más contundente fue con Laura Borrás, portavoz del JxCAT, que hasta le recitó de memoria un poema titulado Orejas sobre la necesidad de escuchar después de anunciar su voto en contra, y a quien reprochó que su partido lleve mucho tiempo instalado en la “antipolítica”. Durísima fue con Sánchez la portavoz de CC, Ana Oramas, quien le espetó sin contemplaciones: “Su soberbia le está matando”. Pero sí se llevó la abstención de EH Bildu y la de Joan Baldoví, de Compromís, quien le animó a dirigir una “banda valenciana” para “tocar juntos muchas piezas que harán felices a muchas gentes de este país” con políticas de izquierdas en la partitura.

Y si Sánchez mantuvo un talante moderado en sus réplicas tuvo que llegar la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, para animar a las bancadas justo antes de la votación, con un discurso en el que repartió estopa con ganas, especialmente a Rivera y Cs, a los que llegó a decir que “han vendido su alma” por pactar con Vox. “Han rechazado a los partidos de la mano tendida y han elegido a los del brazo alzado”, sacudió para regocijo del PSOE, cuyos diputados la aplaudieron a rabiar, le dedicaron una última ovación en pie y después le felicitaron con entusiasmo.

Se reservó Sánchez las últimas palabras antes de la votación para pedir a sus señorías “Gobierno, estabilidad y legislatura”. Para entonces, Montero, ya había votado no a su investidura, ya que lo hizo de manera telemática a primera hora, antes del arranque del pleno. Fue el único voto negativo de su grupo porque, afinando, la formación morada pasó del no a la abstención para dar así una última oportunidad a la música. - D.N.

Cuenta atrás. Con la votación fallida de ayer empieza a correr el plazo máximo de dos meses para la convocatoria de unas segundas elecciones generales en el caso de no se produzca una investidura exitosa en ese periodo.

Septiembre. Esa repetición ya se produjo en 2016 cuando, tras la fallida investidura de Sánchez con apoyo de Cs de marzo, pasaron los dos meses sin que prosperara ninguna candidatura y las Cortes se disolvieron para repetir los comicios el 26 de junio de ese año.

Noviembre. Si Sánchez fracasa en la segunda votación y no hay alternativa viable antes del 23 de septiembre, el rey disolverá las Cortes al día siguiente y convocará nuevas elecciones 47 días después, el domingo 10 de noviembre, las terceras en lo que va de año (los plazos bajan de 54 a 47 días).