BILBAO - El PSOE y Podemos-Equo "avanzan" en su negociación para la formación del Gobierno de La Rioja y mantienen su hermetismo y mutismo sobre el contenido de la misma, que prevén que durará "varios días".

El Parlamento de La Rioja acoge este martes la segunda reunión de esta negociación, retomada ayer, lunes, después de que el pasado 18 de julio no prosperase la investidura de la candidata socialista a la Presidencia del Gobierno riojano, Concha Andreu, al no contar con el voto de la diputada de Podemos, Raquel Romero.

El secretario general del PSOE de La Rioja y uno de los negociadores, Francisco Ocón, al llegar este martes a la Cámara, ha respondido con un "sí" a la pregunta de los periodistas sobre si se ha avanzado desde que ayer se reanudaran las conversaciones con Podemos.

Ha insistido en que "van para días" estas conversaciones y ha subrayado que el ánimo está "bien"; mientras que Andreu ha bromeado con los periodistas al indicar que habían llegado al Parlamento por una calle distinta a la de ayer para que no les vieran.

Romero no ha hecho declaraciones a los periodistas al llegar al Parlamento, a donde las delegaciones del PSOE y Podemos se han incorporado de forma separada y sin posar para los medios de comunicación, lo que sí hicieron ayer, cuando ya avanzaron su deseo de no comentar el desarrollo de las reuniones hasta que no finalicen.

La Rioja espera marcar el camino que impida la repetición electoral con un acuerdo entre PSOE y Podemos en el Gobierno del Estado a imagen y semejanza de lo que ya se concretó en Nafarroa, Canarias, Baleares, la Comunidad Valenciana o Aragón. De hecho, al margen de Madrid, es el único territorio del Estado donde no se ha cerrado aún un Ejecutivo autonómico después de dos intentos de investidura fallida de la socialista Concha Andreu pese a contar con el voto de IU, que en plenas negociaciones rompió su coalición con Podemos por su actitud hostil hacia el pacto, por sus elevadas pretensiones, al reclamar la dirigente morada Raquel Romero tres de las ocho consejerías. Sentados otra vez desde ayer en la mesa de diálogo, y con una solución definitiva que se demorará todavía muchos días, incluso la formación de Pablo Iglesias, desde su sede central, trabaja de manera soterrada para reconducir el escenario riojano que, de ser posible, allanaría el horizonte para emular una entente de parecidas características en Moncloa y evitar a la ciudadanía tener que pasar de nuevo por las urnas en noviembre.

La alianza que siguen sin poder cuajar PSOE y Unidas Podemos para investir por segunda vez a Pedro Sánchez, y conformar un Gabinete progresista, fue posible en las comunidades antes citadas con más o menos dificultades. Allí donde gobierna, la formación de los círculos ha arañado vicepresidencias (Comunidad Valenciana y Canarias) y consejerías relacionadas con los derechos sociales y la transición energética, que curiosamente es lo que el presidente en funciones ofreció a Iglesias con el segundo debate de investidura en marcha.

En lo concerniente al feudo valenciano, con Ximo Puig al frente; Mónica Oltra (Compromís) ejerce de vicepresidenta, portavoz y consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas, pero en esta legislatura se creó una vicepresidencia segunda, que ostenta Rubén Martínez (Podemos), que es a su vez consejero de Vivienda y Arquitectura Bioclimática. Los socialistas cuentan con otras tres consellerías, idéntico número que Compromís y una más la marca morada, la de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, mientras que otras dos carteras están ocupadas por independientes. En lo que respecta a Canarias, con Víctor Torres (PSOE) de Jefe del Ejecutivo, Román Rodríguez (Nueva Canarias) es su número dos y Podemos detenta un área clave en sus postulados, la de Derechos Sociales y Turismo, mientras que siete de los consejeros componen la cuota socialista.

Después de soportar la presión de los barones y de la derecha, y la mediática, en Nafarroa la socialista María Chivite fue investida asumiendo los socialistas ocho áreas, siendo cuatro para Geroa Bai, al tiempo que Eduardo Santos (Podemos) se hizo con el Departamento de Políticas Migratorias y Justicia, mientras que Izquierda-Ezkerra, firmante del acuerdo programático, prefirió no entrar en el Gobierno foral. En Aragón, el Ejecutivo del socialista Javier Lambán lo conforma un cuatripartito donde cuenta con Arturo Aliaga (PAR) como vicepresidente y consejero de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial, siendo siete consejerías para el PSOE; una para la Chunta, la de Vertebración del Territorio Movilidad y Vivienda; y otra para Podemos, la de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, con Maru Díaz al frente. Por su parte, en Baleares, al mando de la socialista Francina Armengol, el vicepresidente es el juez en excedencia Juan Pedro Yllanes, número uno de Podemos en las autonómicas, que también es consejero de Transición Energética y Sectores Productivos. La marca de Iglesias está además al frente de la consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación.

En La Rioja, el día en el que se constituyó el Parlamento (20 de junio) parecía que Unidas Podemos y PSOE podían alcanzar un pacto para que la socialista Concha Andreu fuese presidenta y dejar atrás 24 años de mandato del PP. Henar Moreno (IU) aceptó apoyar a la aspirante socialista a cambio de un acuerdo programático, sin entrar en el Ejecutivo. Sin embargo, Raquel Romero (Podemos) exigió que la formación morada participase en el Consejo de Gobierno. Tras dos intentos fallidos de investidura, el 16 y 18 de julio, por el voto en contra de esta última, intercalados con reuniones hasta el último momento, Andreu emplazó a retomar las negociaciones en agosto, momento en que se halla esta enquistada situación. El Reglamento del Parlamento concede un periodo de dos meses desde el primer intento para reunir los apoyos necesarios, y de no haberlos se disolvería y habría nuevas elecciones. El retorno al diálogo se hizo ayer “con mucho ánimo”, abordando primero las medidas y a posteriori la composición del nuevo Gobierno riojano. Y donde hasta hace nada solo hubo reproches, quizás acabe siendo el espejo donde se miren Sánchez e Iglesias.