pamplona - Navarra Suma está echando mano de todos los argumentos posibles para tratar de abrir una brecha entre el PSN y sus socios y así provocar una crisis de Gobierno. La idea es presentar leyes y mociones que obliguen a los socialistas a posicionarse sobre temas que, durante la legislatura pasada, compartieron UPN y PSN en la oposición. Primero fueron los símbolos y más tarde el IRPF de maternidad, con escaso éxito en ambos casos. Y ayer mismo volvió un clásico: usar los libros de texto en euskera del modelo D como herramienta política. La derecha denuncia que entre estos manuales -algunos de ellos retirados en 2010 y también cuando Iribas (UPN) era consejero en 2014- no todos cumplen con las exigencias normativas, por lo que pide que el departamento de Educación fiscalice el grado de cumplimiento del “currículum escolar, la realidad institucional y los valores fijados en la Constitución”, como ayer solicitó el parlamentario Pedro González, que copó diferentes altos cargos de Educación con UPN.

la estrategia La cronología de los hechos deja clara la intención de Navarra Suma: tratar de abrir brecha en el seno del Gobierno, instando al actual consejero a que deshaga medidas implantadas la legislatura pasada que puedan generar algún tipo de tensión entre el PSN y Geroa Bai. El tema es el siguiente. González, que registró la iniciativa en forma de moción parlamentaria el pasado 17 de septiembre, justifica la pertinencia del texto en que el actual Gobierno mantiene la orden foral 82/2016 con la que el Ejecutivo de Barkos sacó de la lista negra el compendio de libros escolares que UPN retiró de las aulas en 2010 y 2014 bajo el pretexto de que “incluían a Navarra en el contexto global de Euskal Herria sin un tratamiento específico de la propia Comunidad Foral”. En la moción se hace referencia exclusivamente a libros en euskera para el modelo D -de asignaturas como Geografía e Historia, Lengua Vasca, Ciencias Sociales...- en los que Navarra Suma pide al departamento de Educación que haga un “análisis completo” a fin de investigar si cumplen con el currículo, la realidad institucional y los valores constitucionales, porque a juicio de la derecha “en la última legislatura es evidente que no se ha ejercido la labor inspectora”.

Pero la verdadera intención de Navarra Suma la reveló el propio ex director general, al decir públicamente que ya sabe que el departamento no anulará la orden foral porque se lo ha dicho, precisó, el propio consejero, el socialista Carlos Gimeno. La pregunta retórica que lanzó dice todo de la finalidad de la moción: “¿Es un nuevo pago [mantener la orden foral 82/2016] del PSN por los puestos del Gobierno?”. Y, por si fuera poco, González recordó todas las cosas que vivieron juntos UPN y PSN “la legislatura pasada”, cuando “se denunció por parte de UPN y PSN que había un montón de decisiones educativas que daban a entender que se utilizaba la educación para romper el marco institucional de Navarra, y eso es lo peor en lo que se puede ceder”. La última frase encaja perfectamente en la estrategia implantada por Navarra Suma: tratar de hacer ver que el PSN ha vendido Navarra al nacionalismo vasco, casi el único argumento que ha enarbolado Javier Esparza desde que UPN perdió el Gobierno. Por último, González también exigió que el Gobierno de Navarra se asegura también de que los libros de texto de la CAV respetan el marco institucional de Navarra y la identidad de la Comunidad Foral.