pamplona - Como muchos de aquellos hombres de la Pamplona de principios del siglo XX, Marcos Aizpún, nacido el 25 de abril de 1888, era un hombre polifacético. Aficionado al fútbol, fue practicante y directivo. Su militancia política es afín a los movimientos de izquierda y su compromiso más firme lo tuvo como afiliado a Izquierda Republicana (IR). Periodista de largo recorrido (en 1910 ya era corresponsal de El Mundo Deportivo y luego escribió en El Pueblo Navarro, La Voz de Navarra y para la agencia Mencheta) su trabajo profesional lo desempeñaba en la Audiencia de Pamplona como oficial de la secretaría de Gobierno y años después (en octubre de 1935) en Madrid en la secretaría del Tribunal Supremo.

El ideólogo de Osasuna era el cuarto de los ocho hijos (cuatro mujeres y cuatro hombres) de Simón Aizpún Iraizoz y Paula Andueza Arbillaga; el padre, natural de Arazuri, trabajaba como oficial de sala de la Audiencia Territorial. De los miembros de la familia, que vivía en el número 17 de la calle Curia, su hermano Luis también ejerció como periodista en El Pueblo Navarro y Eduardo hizo carrera como magistrado.

En el fútbol desempeñó los cargos de tesorero del Pamplona FC (1910) y presidente del Racing Club (1915). En esta entidad, y luego en la Audiencia, coincidió con Natalio Cayuela, que ocupaba el cargo de vicepresidente del club. Con el tiempo, ambos militaron en Izquierda Republicana y a los dos sus ideas políticas les convirtieron en víctimas del golpe franquista: Cayuela fue fusilado y Aizpún, represaliado.

Casado en 1919 con Rosaura López Marquínez, el matrimonio compartió cinco hijos, ideología, militancia en IR y persecución durante y después de la guerra por su compromiso republicano. La esposa, natural de San Adrián, dio clases en las Escuelas de San Francisco; en 1932 era integrante del Consejo Regional de Primera Enseñanza y regentaba una academia; en 1933 inspectora en Logroño; y en 1935 inspectora en Navarra, cargo del que es oficialmente destituida en septiembre de 1936. Un tribunal le condenó a tres años y tres meses de prisión correccional por un delito de “proposición a la rebelión”; en febrero de 1939 salió de la cárcel de Pamplona en libertad condicional. Su “expediente de depuración” fue revisado en 1941.

En cuanto a Aizpún, el historiador Fernando Mikelarena recoge su cese en octubre de 1936 por el Gobierno de la República en el cargo que desempeñaba en el Supremo; y según publica el BOE en marzo de 1937, en una resolución del gobierno franquista, queda suspendido “de empleo y sueldo” en el marco del proceso de depuración que sufrió el alto tribunal, sanción ratificada en 1943. - F.M.