Pamplona - La marcha a favor de la unidad de España que recorrió ayer Barcelona convocada por Sociedad Civil Catalana culminó con una advertencia en un clima ya de por sí polarizado: avisaron de que nunca más volverán a ser “silenciados” y seguirán reivindicándose “sin descanso”. La marcha, que congregó a 80.000 manifestantes y se quedó muy por debajo de la concurrencia en la protesta independentista del día anterior, supuso también un retroceso con respecto a las cifras de otras marchas unionistas.

La convocatoria se había planteado como un contrapunto en medio de las protestas de los soberanistas por la sentencia contra el procés, y tenía como objetivo enseñar músculo y exprimió el mensaje ya conocido de este sector: que el constitucionalismo ha sido acallado, y que Catalunya no solo es independentista. Pero poco contribuyó a tender puentes porque exigieron una rendición total al soberanismo, con la dimisión del president Torra e, incluso, una auditoría del proceso independentista. Nada apuntó en dirección a la concordia.

En la marcha estuvieron ministros socialistas de Pedro Sánchez como José Luis Ábalos, de manera que tuvo un respaldo político importante más allá de la derecha española. Estuvo también el líder del socialismo catalán, Miquel Iceta, en una imagen que no se entendió del todo por su defensa de una tercera vía, y que ha sido utilizada estos días por los soberanistas para desgastarlo.

La manifestación sí contribuyó a que los constitucionalistas cerraran filas y se atrincherasen en sus posiciones en un momento delicado. No obstante, el socialismo no parecía del todo cómodo, porque se situó en las últimas filas, y los comunes de Ada Colau le restregaron esta asistencia. En cualquier caso, la manifestación no fue lo que se esperaba en términos de asistencia. En varios ámbitos hablan ya de que tanto el independentismo como el unionismo comienzan a perder fuelle en las calles por una tensión que fatiga a todas las bases.

La manifestación pidió decir “basta al proceso independentista y poner fin a la política de exclusión”, además de exigir la dimisión del president Torra, una revisión de la política lingüística sobre el castellano, y una auditoría para conocer el dinero público que se ha gastado en el proceso independentista. A la cita de Sociedad Civil Catalana acudieron los líderes del PP, Pablo Casado, y Ciudadanos, Albert Rivera, además del socialista Miquel Iceta y los ministros José Luis Ábalos y Josep Borrell.

La marcha, convocada bajo el lema Por la concordia, por Cataluña: ¡Basta!, culminó con un discurso del líder de Sociedad Civil Catalana, Fernando Sánchez Costa, donde se pidió la dimisión del president Torra y convocar elecciones. “Basta de violencia, basta de confrontación, basta de odio, basta de decadencia. Basta de procés”, clamaron. Pidieron una reforma de la ley electoral, la neutralidad de los espacios públicos, y presentaron la marcha de ayer como una especie de despertar, con un tono combativo.

La guerra de cifras entre las manifestaciones del soberanismo y del unionismo que tuvieron lugar el fin de semana en Barcelona se saldó ayer con los primeros como vencedores, aunque los cálculos están siendo muy discutidos por ambas partes. Los soberanistas de la ANC y Òmnium, según cifras oficiales de la Guardia Urbana, congregaron a 350.000 personas, una cifra que, aunque fue muy inferior a su nivel habitual de movilización y fue discutida por los convocantes, quedó finalmente muy por encima de las 80.000 personas que aglutinó Sociedad Civil Catalana ayer en la marcha a favor de la unidad de España. Según el colectivo, no obstante, fueron 400.000.

En el manifiesto, los convocantes avisaron de que la Catalunya constitucionalista “nunca más volverá a ser silenciada, ni podrá ser despreciada, ni devuelta a la oscuridad: esta Cataluña que reclama su legítimo lugar seguirá reivindicándose sin descanso”. “Si cuando diseñaron el procés contaron con nuestra inmovilidad y nuestro silencio, debemos decirles que han conseguido lo contrario”, avisaron, para concluir que “las calles son y serán de todos, no de quien intimida para tomarlas”.

La manifestación por el Paseo de Gracia sirvió para que también se asomara el PP de Pablo Casado, para pedir a Sánchez que se comprometa a no pactar con JxCat y ERC antes de las elecciones generales de noviembre. Desde Ciudadanos, Albert Rivera dijo que “no se puede gobernar con los que quieren romper este país” o “con los que queman las calles”. Los organizadores no habían invitado a Vox, pero asomó su candidato al Congreso por Barcelona, Ignacio Garriga, lo que provocó que el PSOE quedara retratado con los aliados de la foto de Colón. - D.N.

Catalán el que no bote. La marcha contó con presencia de personas de fuera de Cataluña. Algunas corearon “Catalán el que no bote” durante el recorrido.

Ataque a Òmnium. La puerta de la sede de Òmnium Cultural apareció pintada y quemada en algunas partes, y unos desconocidos colocaron allí una bandera española y una tira de plástico con los colores de la bandera nacional.