Pamplona - El peaje en sombra sigue lastrando las cuentas públicas de Navarra. Y lo seguirá haciendo en los próximos años, en los que la Administración foral debe afrontar todavía pagos por 1.970,6 millones, a una media anual de 100 millones en concepto de canon. Una cantidad que condiciona de forma importante el presupuesto público, que ya tiene su mayor parte de gasto comprometido en cuestiones como el capítulo de personal, la aportación al Estado, la financiación local o los intereses de la deuda. Gastos estructurales a los que estos últimos años se ha unido el peaje en sombra.

Se trata de una fórmula de financiación de obra pública que agiliza la ejecución de los trabajos y evita que la administración tenga que afrontar un desembolso de forma inmediata. Es la propia empresa adjudicataria quien asume el coste inicial, que luego recupera mediante un canon anual por el uso y el mantenimiento de la infraestructura, y que suele percibir durante un periodo de tiempo largo, generalmente 30 años.

Un sistema basado en privatizar la construcción y mantenimiento de la red de carreteras al que Navarra recurrió durante los años de Gobierno de UPN para financiar grandes infraestructuras como la autovía a Logroño, la autovía a Jaca o la primera fase del Canal de Navarra y su ampliación. Obras finalizadas, pero por las que habrá que seguir pagando durante las próximas décadas.

Los defensores de este sistema de financiación sostienen que se trata de una fórmula novedosa que facilita lograr recursos económicos de forma rápida para financiar grandes infraestructuras. Y se hace difiriendo el pago en varios ejercicios evitando asumir en breve plazo el coste de una obra que se va a amortizar durante muchos años. En la práctica sin embargo el peaje en sombra ha funcionado como una deuda pública encubierta, en la medida en que un inversor privado asume el coste y recupera la inversión con intereses durante los próximos años. De hecho, las empresas adjudicatarias de la construcción y conservación tanto de la A-12 como la A-21 han acabado en el punto de mira de fondos de inversión extranjeros.

Incremento constante La previsión del capítulo de peaje en sombra en los presupuestos de este año es de 98,2 millones, de los que casi la mitad (49 millones) serán para la concesionaria de la Autovía del Camino. El canon del peaje en sombra supera así el coste de los intereses de la deuda pública acumulada, y que este año será de 72,3 millones. Es decir, la losa presupuestaria del peaje en sombra es superior a la del endeudamiento, que se ha reducido ligeramente los últimos años gracias a una amortización parcial de la deuda y la rebaja de los intereses.

La previsión es que el coste del peaje en sombra vaya en aumento en los próximos ejercicios, de los 98,2 millones de 2019 a los 110,6 estimados para 2021. En total, de la autovía a Jaca todavía quedan por pagar 620,8 millones en forma de canon; por los 550,6 millones de la Autovía del Camino, los 365,8 de la primera fase del Canal y los 433,2 de su ampliación.

Son cifras estimadas por la Cámara de Comptos en su último análisis de las Cuentas Generales de 2018, pero que podrían aumentar en función de las diversas variables por las que se calcula el canon anual, generalmente vinculadas al uso diario de la infraestructura. Algo que ya ha ocurrido en la Autovía a Logroño, cuyo coste final se ha disparado muy por encima de su precio de ejecución. En 2017 Navarra ya había aportado vía canon los 390 millones que costó construir la infraestructura. Sin embargo, el presupuesto público deberá seguir afrontando el peaje en sombra hasta 2032, lo que hará un coste final estimado de 1.200 millones. Tres veces su precio original.