pamplona - Pocas cosas han suscitado más unanimidad en Navarra que la reclamación de una vieja competencia: la de Tráfico para la Policía Foral. Históricamente, todos los políticos navarros, independientemente del color que fuesen, han estado de acuerdo en reclamar la vuelta de una competencia que arrebató el franquismo en 1962. Pero la deriva centralista de UPN dentro de Navarra Suma -donde están el PP y Ciudadanos- llevó ayer a Javier Esparza, presidente regionalista y líder de la coalición, a situarse fuera del consenso por mero interés partidista: el hecho de que aparezca como una de las cuestiones a impulsar -en el plazo de seis meses- en el pacto que firmaron ayer PSOE y PNV para la investidura. Da igual que se trate de una petición largamente reclamada y precise de un último empujón. Esparza le da la vuelta al anuncio y en lugar de una buena noticia lo considera un "escándalo", porque a su juicio supone que el PSOE acceda a "echar a la Guardia Civil". "Es el colmo de la desvergüenza", dijo en un tuit.

Es cierto que UPN dice que quiere la transferencia. La reclama, pero ve fantasmas por todos lados y es mucho más receloso que antaño. Muy lejos queda la rotundidad de Rafael Gurrea, histórico de UPN que formó parte de un Gobierno, el de Sanz, que en tiempos de Aznar reclamaba la transferencia poco menos que como irrenunciable. "Este Gobierno y este consejero quieren la competencia de Tráfico de forma inmediata. Es una injusticia histórica con Navarra", sostenía cuando era vicepresidente en el año 2000.

La misma posición sostuvo, tiempo después, otro alto cargo de un Gobierno de UPN. Javier Caballero, titular de Interior, se quejaba en 2009 de que el Gobierno central, en este caso del PSOE, retrasaba la devolución "de lo que arrebató el franquismo", alusión nada casual cuando el debate sobre la memoria histórica estaba en pleno auge. Después, con el cambio en Navarra y Sánchez en la Moncloa, se dio un paso más: el presidente se comprometió a un traspaso que sólo frustró la inestabilidad política del Estado. Y es ahora, cuando ya despunta la investidura de Sánchez, cuando Javier Remírez considera una buena noticia todo lo que sea una avance para el traspaso.

Es decir, que desde hace más de dos décadas e independientemente del color político del gobernante de turno, todos han coincidido en reclamar una competencia de la que ahora sólo recela Esparza. Una actitud que ayer, precisamente, censuró Remírez: "Haría bien Esparza en reflexionar un poco antes de hacer ciertas declaraciones. O que consulte a Sanz, Caballero, Gurrea o Rábade. Aunque, claro, ese era otro UPN; un UPN que ya no existe".

Para la investidura. El acuerdo firmado ayer entre Sánchez y Ortuzar incluye: hacer del PNV un socio prioritario; transferir las competencias pendientes en Gernika y Tráfico a Navarra en seis meses; reconocimiento de identidades territoriales; apostar por el TAV en la CAV; impulsar la participación del Gobierno vasco en Europa; oficialidad de las selecciones deportivas vascas; acordar los objetivos de déficit; modificar los decretos digitales. El Napar Buru Batzar mostró su satisfacción.