pamplona - Hace diez años, UPN lideraba el Gobierno de Navarra y reclamaba como "irrenunciable" la transferencia de la competencia de Tráfico en exclusividad para la Policía Foral. Lo defendían Miguel Sanz y todos los responsables de Interior al menos desde Rafael Gurrea, en la que era una de las pocas peticiones corales del arco parlamentario navarro. Hoy, UPN es de los pocos partidos que ha virado su posición sobre el tema: recela de la transferencia, ve detrás oscuros intereses para expulsar a la Guardia Civil y en lugar de reclamar la exclusividad, como antaño, ahora quiere compartir la gestión con el Instituto Armado. Un vaivén que rompe con el discurso histórico regionalista, y que constata tanto el cambio de intereses de UPN -de ser un partido regionalista a desarrollar tendencias recentralizadoras- como la deriva que supone quedar escondida en Navarra Suma, donde PP y Ciudadanos han metido buena parte del argumentario de sus partidos de origen.

El martes, en rueda de prensa, Javier Esparza repetía que su partido "quiere la competencia de Tráfico", pero que "la gestión del servicio sea prestado de forma conjunta por la Policía Foral y la Guardia Civil", a la que agradeció su trabajo en Navarra.

No tendría nada de malo si no supusiese un brusco viraje en los principios de su partido, que hace no mucho mantenía una postura muy diferente. En 2009, y cuando UPN se encontraba redactando una de las ponencias preparatorias para el congreso del partido, los entonces regionalistas reclamaban, con rotundidad, que el traspaso era "irrenunciable". "La asunción de esta competencia y el ejercicio exclusivo por la Policía Foral de la función de vigilancia del tráfico y la seguridad vial es un objetivo irrenunciable para UPN", subrayaba el partido, que además consideraba que el traspaso iba a "posibilitar una gestión más eficiente y cercana al ciudadano".

Una postura que entonces defendían, de forma desacomplejada, los altos cargos de UPN. Rafael Gurrea, responsable de Interior en el año 2000, decía que la competencia saldaría una deuda histórica del Estado con Navarra, ya que el franquismo arrebató la competencia en 1962. Años más tarde, el vicepresidente Javier Caballero afeaba a Zapatero que todavía diese largas a la eterna promesa de transferir Tráfico. En los últimos años, Barkos y Beaumont reclamaron la competencia, y ahora lo hace el Gobierno de coalición de PSN, Geroa Bai y Podemos. Tan solo UPN ha virado sus pretensiones desde hace diez años a esta parte.

Este jueves 2 de enero ha sido el senador de UPN Alberto Catalán quien ha presentado varias iniciativas en la Cámara Alta en las que exige al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, explicaciones ante lo que considera "injerencias" del PNV al pedir la transferencia de la competencia de tráfico a Navarra en sus negociaciones con el PSOE.

En un comunicado, Catalán afirma que es "inaceptable" que Pedro Sánchez firme un acuerdo de investidura con el PNV "que recoge que la competencia de tráfico deba ser transferida a Navarra de la misma forma que se llevó a cabo en la Comunidad Autónoma Vasca".

"Este condicionante es una vergüenza y todo un insulto a los navarros", ha señalado el senador de UPN, para quien la asunción de cualquier competencia por parte de Navarra "debe ser fruto del acuerdo y negociación entre los ejecutivos respectivos sin injerencias independentistas".

Catalán ha preguntado también al Gobierno si considera que "un partido minoritario en Navarra y partidario de la desaparición de la Comunidad Foral, como es el PNV, es el interlocutor adecuado para establecer cómo deben alcanzarse acuerdos entre los gobiernos de España y de Navarra".

El senador ha manifestado que, "de transferirse la competencia de tráfico a Navarra como postula el PNV", se estarían "asumiendo sus tesis independentistas y la salida de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Navarra".