pamplona - Hace tres años, en enero de 2017, el panorama en el PSOE era diametralmente distinto al actual. Pedro Sánchez se apoyaba en dos hombres fieles: Santos Cerdán y Paco Salazar, socialista de Dos Hermanas, para intentar recuperar la Secretaría General, en una batalla política cuya intrahistoria tiene visos cinematográficos desde la misma madrugada del 2 de octubre de 2016, a las pocas horas de la defenestración del actual presidente del Gobierno.

¿Por qué decidió implicarse en aquel momento por Sánchez?

-Uno cuando da un paso de este calado es por convicción, no miras más allá de si es bueno para ti o no. Yo di el paso por convicción, entre otras cosas porque apostaba por un Gobierno de Navarra como el que tenemos ahora, y entendía que con otro secretario general que no fuera Pedro Sánchez iba a ser muy complicado para el PSN, el PSE, el PSG, de Galicia, el PSC, el PSIB...

Había que levantar el estado de ánimo.

-La misma noche del 1 de octubre, la del Comité Federal donde presenta la dimisión Pedro Sánchez, volvimos a Navarra en coche María Chivite y yo. Salimos de Madrid a las dos de la mañana. Yo estaba muy preocupado, porque no me gustaba lo que podía venir para el Partido Socialista. Veníamos hablando María y yo de las dificultades que podían presentarse al PSN para el proyecto que llevábamos años trabajando. Semanas después, el 22 de octubre, Pedro Sánchez nos convocó a una reunión en la que estuvimos 10 compañeros, más él 11, y allí se le animó a que tirara para delante porque no podíamos dejar el partido en la línea que estaba trabajando la otra parte.

Pero en aquel grupo hubo bajas.

-De esos 10 solo me quedé yo, el resto se pasaron con Patxi López.

No desistió y empezó a trabajar con Paco Salazar.

-Al principio dormíamos en unos hostales en la calle Fuencarral, que pagábamos de nuestro bolsillo y eran más baratos. Conforme se iba incrementando el trabajo, eran más los días de presencia en Madrid, y los costes se nos disparaban. Buscamos un piso para compartir, que nos sirvió también de oficina.

¿Cómo labraron su éxito?

-La estrategia pasaba por escuchar a las bases. Los militantes tenían el poder de decisión con su voto. Si tú escuchabas a la militancia, no a los barones o portavoces parlamentarios, te decían que no podía ser lo que se le había hecho a Pedro Sánchez. Nosotros dirigimos todo ese sentimiento para intentar conseguir el mayor número de avales, y poder ganar las votaciones.

Esa conexión le hizo sentirse optimista.

-Los que me conocen saben que desde el principio decía que estaba ganado. Incluso después de quedarme solo con Pedro Sánchez. El resto de los que acudieron a esa reunión intentaron que me fuera con ellos, y les dije que estaban equivocados y que iba a ganar Pedro Sánchez. No escuchaban a las bases, eran secretarios de organización de otras federaciones, y yo les preguntaba si habían ido a alguna agrupación a hablar con la militancia. No habían ido a ninguna, y es algo que no puede perder un líder político: escuchar a sus bases. - J. Barcos