pamplona - No era hoy la primera vez que Felipe VI inauguraba una legislatura -ya lo hizo en 2016- ni la primera sin independentistas en la solemne sesión de las Cortes, pero la jornada de ayer sí permitió a varios ministros del ala izquierda del nuevo Gobierno estrenarse en la sensación de aplaudir al monarca. En el hemiciclo del Congreso todas las miradas estaban puestas en el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y en los otros cuatro ministros de Unidas Podemos para despejar la incógnita de su reacción ante la aparición y el discurso del rey, al que en 2016 evitaron ovacionar en consonancia con sus convicciones republicanas.

Han pasado muchas cosas en estos tres años; por lo pronto la formación morada tiene la mitad de escaños que entonces, pero a cambio está dentro del Gobierno con cinco miembros que, ayer sí, aplaudieron sin problemas al jefe del Estado. Aunque, para ser precisos, Iglesias, Irene Montero, Alberto Garzón y Manuel Castells lo hicieron con poco entusiasmo, sin ganas, como si no les quedara más remedio y con semblante acorde a ello. Sí siguieron en sus trece buena parte de los parlamentarios de su grupo, como Rafael Mayoral o Alberto Rodríguez, quienes se abstuvieron en los momentos de los aplausos, aunque permaneciendo de pie cuando tocaba, como el resto del hemiciclo, algo que no hicieron hace cuatro años, cuando ni siquiera se levantaron de sus escaños. También la representación del PNV encabezada por su portavoz, Aitor Esteban, prefirió quedarse en pie sin dar palmas. No hubo esta vez banderas republicanas, ni camisetas reivindicativas, sino más bien una ordenada discrepancia nada estridente que permitió mantener en su justo grado la sesión de apertura de la legislatura.

El presidente del Gobierno y sus ministros ocuparon los escaños del banco azul tras un primer lío inicial de algunos de ellos que desconocían cuál era ahora su sitio, e hicieron lo propio los miembros de las Mesas del Congreso y del Senado. Vox volvió a ocupar los escaños tradicionalmente asignados al PSOE, pero no lograron mantenerlos porque en esta ocasión diputados socialistas permanecieron de pie frente a ellos, y finalmente los de Abascal han optado por abandonar estos asientos. También fueron víctimas de la celeridad de Vox los portavoces del PNV en el Congreso y Senado, Aitor Esteban y Jokin Bildarratz, respectivamente, que quedaron “emparedados” a un lado y otro por los del partido ultra, que también habían hecho acopio de escaños de Podemos.

Ésta fue la primera vez que Felipe VI preside un acto de esta solemnidad con un Gobierno de coalición en el banco azul, con ministros del PSOE y de Unidas Podemos, y ante un Parlamento con más grupos de corte secesionista que en legislaturas precedentes, aunque ERC, Junts, Bildu, el BNG, y la CUP no quisieron acudir.

Tras sonar el Himno Nacional, se escucharon los dos únicos discursos de la sesión, el de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y el de Felipe VI, quien se dirigió a las Cortes Generales apelado a una legislatura de acuerdos y pactos basados en la Constitución y a mantener la concordia, la reconciliación y el entendimiento que protagonizaron la Transición porque “España no puede ser de unos contra otros”, sino “de todos y para todos”.

El Gobierno mostró su satisfacción con la actitud “muy institucional” de los miembros de Unidas Podemos. Fuentes del Ejecutivo evitaron aclarar si había sido necesario pactar con ellos que aplaudieran al rey, pero apuntaron que no estaba siendo preciso entrar en este tipo de cuestiones. De hecho, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, elogió el discurso del rey, que consideró “valiente”, distinto a otros que ha pronunciado en el pasado, y con una apuesta clara por el “diálogo” y “la palabra”.

Diputados y senadores del PP llamaron hipócrita” a Iglesias, por aplaudir al rey cuando no lo hacía en 2016, estando entonces en la oposición y desde la corriente Anticapitalistas de Podemos se criticó a Echenique por alabar al rey “¿No se nos estará yendo de las manos?”, se preguntaron. - M.G.