pamplona - El expresident Artur Mas culmina hoy los 13 meses de inhabilitación a los que fue condenado por la consulta del 9.N y puede volver a primera línea política -si él quiere y con el beneplácito de Carles Puigdemont-, en un momento preelectoral en Catalunya y en pleno debate de candidatos en JxCat.

Delfín del que fuera durante 23 años presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ejecutor de los recortes en plena crisis y artífice del procés a partir de 2012, Mas tiene desde mañana vía libre para ser candidato electoral y ejercer un cargo público. Pero ¿lo hará?

escenarios de futuro Públicamente, Mas ha preferido mantener el interrogante sobre si será candidato: "Desde el punto de vista legal, podré a partir de febrero. Desde un punto de vista político, no lo sé. Y desde punto vista personal, sería que no", ha dicho en entrevistas recientes.

Mas, organizador de la consulta soberanista del 9 de noviembre de 2014, es un referente en el espacio postconvergente, pero mucho ha llovido desde que en enero de 2016, repudiado por la CUP -que se negó a investirlo como president-, tuvo que ceder el testigo a Puigdemont, y difícilmente tendrá cabida en puestos relevantes -no meramente simbólicos- en la futura lista electoral de JxCat.

Los sectores más cercanos a Puigdemont y alejados del PDeCAT -la formación heredera de CDC- no dejan de verle como un convergente que aplicó recortes y que estuvo al frente de una Convergència salpicada por casos de corrupción, por lo que no verían con buenos ojos que se postulara como próximo candidato de JxCat a la Generalitat.

Además, sus diferencias con Puigdemont sobre cómo orientar el procés son notorias, si bien Mas ha mantenido las distancias con el sector crítico encabezado por la senadora Marta Pascal, excoordinadora general del PDeCAT, una de las voces que le aconsejó repetir elecciones en lugar de dar un "paso al lado" en 2016 y que en estos momentos se plantea crear otro partido más moderado.

El exlíder de CiU se ha dedicado en los últimos meses a trabajar entre bastidores para tratar de tejer puentes entre el PDeCAT -que ahora preside David Bonvehí- y Waterloo, desde donde Puigdemont mueve los hilos del difuso espacio de JxCat, que abarca no solo a los herederos de la antigua Convergència sino también a la Crida Nacional per la República -que lidera Jordi Sànchez desde prisión- y a sectores independientes que se han ido acercando al proyecto.

el president de la consulta Hace seis años, Puigdemont era simplemente el alcalde de Girona y Mas, el president que se disponía a liderar, por primera vez, una consulta sobre la independencia que marcó su trayectoria política.

Después de un primer mandato al frente de la Generalitat condicionado por los recortes (2010-2012), Mas viró hacia el independentismo y, tras ser reelegido en los comicios de finales de 2012, apostó por organizar una consulta sobre la independencia que llevó a cabo el 9 de noviembre de 2014 sin el acuerdo del Gobierno de Mariano Rajoy y desoyendo al Tribunal Constitucional.

La consulta del 9-N fue un éxito organizativo del Govern, pero le acabó llevando al banco de los acusados del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), junto con los exconsellers Joana Ortega, Irene Rigau y Francesc Homs (este último fue juzgado directamente en el Tribunal Supremo al ser entonces diputado en el Congreso).

el primer juicio del 'procés' El 6 de febrero de 2017, Mas subió la escalinata del TSJC para ser juzgado por desobediencia en una de las ya numerosas jornadas históricas del proceso independentista. Era la primera vez desde la Transición que se juzgaba a alguien por su actuación como president, aunque entonces Mas ya no era inquilino del Palau de la Generalitat.

Un año atrás, Mas había dejado paso a Puigdemont, al no haber logrado que la CUP desistiera de su propósito de vetar su investidura y enviarlo "a la papelera de la historia".

El 13 de marzo de 2017, el TSJC condenó a Mas por desobediencia a dos años de inhabilitación, que luego el Tribunal Supremo, en un fallo conocido el 17 de diciembre de 2018, rebajó a 13 meses al equipararlo con la condena a Homs. La ejecución de la sentencia comenzó el 23 de enero de 2019, por lo que la inhabilitación de Mas culmina hoy, marcado en el calendario -caprichos de la historia- como un 23F.

Pese a todo, lo que ha sobrevolado siempre sobre Mas ha sido su posible vuelta a la primera línea política una vez terminara su inhabilitación, aunque cada vez que le han preguntado al respecto ha respondido que, en condiciones normales, su rol no es volver a presentarse a unas elecciones al Parlament. Aunque hay sectores del PDeCAT que quieren el regreso de Mas, no es su prioridad y los últimos meses se ha centrado en seguir de cerca las negociaciones sobre la reordenación de JxCat.

Mesa y propaganda. El vicepresidente del Govern y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès, defendió que la primera reunión el miércoles de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat "no es una operación de propaganda" sino "un paso muy importante políticamente". Aragonès destacó que la de esta semana es "una reunión muy importante" porque por primera vez el independentismo podrá "formalizar" sus propuestas "en una mesa que reconoce un conflicto político" con relación a Catalunya.

los presos

La soledad de forcadell

Mediador. La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, no ve "imprescindible" la figura de mediador en la mesa de negociación entre los gobiernos y reconoce que dudó "de si todos querían diálogo o no". En la primera entrevista tras su primer permiso penitenciario, en la emisora RAC-1, Forcadell confesó que se sintió "muy sola" cuando tuvo que leer la declaración unilateral de independencia el 27 de octubre de 2017. "Me sentí muy sola, pero también otros días. Se habrían podido hacer mejor muchas cosas", admitió. Sobre la mesa de diálogo entre los gobiernos, Forcadell admitió: "Estaba desesperada con la convocatoria de la mesa de negociación entre Generalitat y Moncloa. Alguna vez he llegado a dudar de si todos querían diálogo o no".