n pleno confinamiento por esta crisis sanitaria, el Gobierno de Navarra terminó recientemente la fase de recogida de aportaciones al “Libro Abierto” del futuro Plan Estratégico de Convivencia. Desde el Foro Social Permanente en Navarra saludamos la puesta en marcha de este Plan.

Nos congratulamos de que esta iniciativa y su voluntad de implementarla coincida con nuestro diagnóstico propio. Se van consolidando los elementos que sustentaban el análisis que ofrecimos a principios de la legislatura: “Esta legislatura debe ser la que permita construir la convivencia democrática en Navarra y, para ello, todos, instituciones, partidos políticos, sindicatos y sociedad civil, debemos remar en la misma dirección”.

En este sentido decidimos realizar nuestras aportaciones que, una vez superadas las limitaciones actuales, presentaremos en la comparecencia prevista en la Comisión de Relaciones Ciudadanas del Parlamento.

Sirva este artículo, precisamente en la situación actual, para sentirnos orgullosos como sociedad civil de nuestra capacidad colectiva para superar dificultades y buscar soluciones innovadoras y, asimismo, para tener confianza en nuestra capacidad de aprender y construir un futuro mejor. Son éstas las principales lecciones que obtenemos del complejo proceso de resolución que nos está tocando vivir. Un aprendizaje forzoso que nos debiera servir para afrontar la difícil situación que nos vamos a encontrar al final del proceso.

El Foro Social Permanente se presentó en 2016, en un contexto de “bloqueos múltiples”, cinco años después de la Conferencia de Aiete. Entonces constatamos que existían las condiciones para avanzar en un desarme de ETA, de la mano de la sociedad civil, e instamos a aprovechar un contexto largo sin elecciones para dar un empujón definitivo a la resolución del conjunto de las consecuencias del ciclo de violencia.

Honestamente y con perspectiva, ¿alguien podía imaginar todo lo que hemos avanzado desde aquel contexto de bloqueos de 2016? Hay que hacer un balance de avances indiscutibles, pero también con luces y sombras.

Se ha producido el desarme civil de ETA, completo y verificado, y la disolución de esta organización, verificada por la comunidad internacional. Se han construido en Navarra consensos políticos, sindicales y sociales, inimaginables hasta entonces, en primer lugar, sobre el derecho de todas las víctimas de todas las expresiones de violencia a la verdad, la justicia y la reparación; en segundo lugar, sobre la necesidad urgente de superar la fase de excepcionalidad penitenciaria y la aplicación de una política normalizada a las personas presas y, finalmente, nuestra sociedad en su conjunto ha dado pasos decididos en la construcción de la convivencia democrática.

Y podemos afirmar con orgullo que la sociedad civil ha sido, hemos sido, un actor determinante en esos avances. Ha sido el aceite en un motor que se gripaba demasiado a menudo.

Tanto es así que hoy en día el modelo civil de resolución vasco es una referencia y un modelo de estudio entre los agentes internacionales que trabajan en resolución de conflictos.

Por otra parte, en cuanto a las “sombras”, citaremos tres:

La primera, pese a los pasos dados persiste en nuestra Comunidad Foral, en diferentes orillas, sectores negacionistas de una convivencia inclusiva que siguen teniendo un notable peso. Frente a quienes se empeñan en un modelo anclado en el pasado, que sólo concibe la resolución en una lógica de vencedores y vencidos, de venganza y odio, defendemos el modelo de la mayoría de la sociedad navarra. Un modelo de futuro, inclusivo, que mira a la construcción de una convivencia democrática.

La segunda, constatamos con frustración que, pese a los importantes consensos parciales anteriormente citados, no se han producido avances entre los partidos políticos en los necesarios consensos mínimos para la construcción de una memoria crítica inclusiva, lo que algunos se empeñan en denominar la “batalla del relato”.

La tercera se refiere a la posición mantenida por los diferentes Gobiernos de España.

El periodo 2016-2018 vino marcado por el inmovilismo del Gobierno de España, encabezado por Mariano Rajoy. Con el Gobierno de Pedro Sánchez, la posición mantenida durante sus primeros 18 meses ha conllevado iniciativas en la cuestión de las personas presas pero que, al ser estas tan tímidas, han generado frustración en sus allegados.

Evidentemente quedan tareas por hacer, nudos por soltar, que creemos necesario recordar: 1) terminar con la discriminación que todavía persiste en el trato entre las diferentes víctimas a su derecho a la verdad, la justicia y la reparación; 2) la definitiva desactivación de la excepcionalidad penitenciaria y 3) el impulso desde los espacios sociales de la construcción de una memoria crítica inclusiva, que respete todos los relatos.

Comenzaba este artículo con una referencia a la complicada situación que como sociedad nos está tocando vivir y queremos finalizar el mismo recordando que en situaciones límite hay que cuidar en extremo la convivencia como un instrumento necesario para la cohesión social.

Y para consolidarla es prioritario tender puentes, reforzar el carril central frente a aquellos que se niegan cada uno desde su trinchera. Para ello, reforzar los espacios de diálogo entre diferentes debe ser el único mecanismo. Y debemos hacerlo desde el respeto y reconocimiento absoluto al dolor de todas las víctimas, con una lectura crítica de lo ocurrido, aprendiendo de los errores, pero mirando al futuro.

Como ejemplo, este artículo lo firmamos personas que estuvimos confrontadas en orillas contrarias. Hoy somos capaces de firmar juntas esta reflexión sobre el puente construido para, a través del diálogo, construir la convivencia.

Estas semanas han deconstruido un sinfín de principios que parecían tótems inamovibles. La propia sociedad civil se ha auto-organizado para dar respuesta a problemas y necesidades inmediatas que las instituciones no podían o eran incapaces de resolver. Las personas, su salud, cuidarnos mutuamente, ha pasado a ser el eje central.

Cuando salgamos del túnel nada va a ser igual. Es hora de remar todos juntos -instituciones, partidos políticos, sindicatos, sociedad civil- y construir las condiciones para una convivencia plenamente democrática, con bases sólidas. Esperamos que la sociedad navarra que salga de esta situación sea menos permisible con las posiciones intransigentes y de trinchera, con los debates que bloquean los avances. (Cuidémonos.)

Fernando Armendáriz, Terexa Fagoaga, José Luis Uriz, Roberto Oiz, Txemi Perez, Expe Iriarte, Juanje Soria, Felix Jimenez y Fernando Viedma por el Foro Social Permanente en Navarra

Podemos afirmar con orgullo que la sociedad civil ha sido determinante en la construcción de la convivencia

Para consolidarla es prioritario tender puentes, y reforzar los espacios de diálogo entre diferentes debe ser el único mecanismo