- El diálogo entre Gobierno, sindicatos y patronal ofreció ayer el único encontronazo entre el Ejecutivo y la oposición de un pleno bastante tranquilo, en el que no hubo ni la intensidad ni los encontronazos de otros días. Se produjo porque el líder de Navarra Suma, Javier Esparza, formuló una pregunta en la que insinuó a la presidenta Chivite que la CEN, UGT y CCOO están "ninguneados" en el modelo de concertación del actual Ejecutivo, que como tiene de socios "a Podemos y a EH Bildu", dice Esparza, no puede ver a la patronal. "Barkos dejó el diálogo social tocado y usted quiere hundirlo", acusó Esparza

Es algo que rechazó de plano Chivite, que acusó a Esparza de manejar un discurso "vacío de verdad". "¿Usted qué quiere, que pactemos con UGT, la CEN y CCOO o con todos?", contestó, al tiempo que recordó al líder de Navarra Suma las "reuniones semanales" que han mantenido desde que se produjo el estallido del estado de alarma. Se ha llegado a acuerdos puntuales con todos los actores que han querido tomar parte, especificó la presidenta, y se mantiene "un constante diálogo".

Incluso la presidenta retó a Esparza. "Haga un mapeo de todas las medidas económicas de todas las comunidades y compare con Navarra, ni una sola comunidad tiene medidas tan positivas como aquí", dijo Chivite, en referencia a todas aquellas que se han introducido y concertado, previamente, con sindicatos y la patronal. Un ejemplo, al margen del diálogo social, el plan para la reincorporación del personal público, que está saliendo progresivamente del teletrabajo. "Eso es acuerdo y diálogo, mientras que su discurso está vacío de verdad. Anímese a trabajar y deje de una vez las falsas polémicas", recomendó Chivite a Esparza antes de terminar.

La 'mala costumbre' de Esparza. El portavoz de Navarra Suma tiene una mala costumbre. El formato de pleno de control siempre reserva la última intervención, el cierre, al Gobierno. Esparza, si tiene dos preguntas seguidas, en vez de formular la pregunta lo que hace es aprovechar ese tiempo para disponer de una última palabra, aunque no le corresponda tal y como está pensado el pleno de control. Ayer lo volvió a hacer y Ramón Alzórriz (PSN) se lo criticó: "Es que siempre hace lo mismo".