n 6 de julio sin txupinazo, José María Olmo titulaba su trabajo para El Confidencial “La Fiscalía apoyó la ofensiva de Podemos contra los medios de comunicación”. Sorprendido por la atención prestada a la formación política por determinados responsables de la investigación, el autor terminaría decidiéndose por la siguiente conclusión: “El juez ha retirado a Iglesias la condición de víctima por la difusión de los datos del móvil”. ¿Cuál era el sentido de dicha investigación?

Precisamente José Errasti estimaba, el día anterior y en El Huffington Post, que, en “un universo paralelo, Dina Bousselham lidera Podemos. Tiene como colaborador a Pablo Iglesias, al que le roban el teléfono móvil en un centro comercial. Su tarjeta anda rodando por varios medios de comunicación, hasta que finalmente cae en manos de Bousselham. Dina revisa su contenido, encuentra fotos y mensajes muy personales de Iglesias y finalmente se guarda la tarjeta sin decirle nada a su dueño”.

Era especialmente agitado ese atípico día 6 en el que Europa Press informaba acerca de la penúltima batalla informativa: “La portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, ha asegurado este lunes ante la Comisión Europea que los ataques a medios de comunicación del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, a raíz del llamado caso Dina, pueden incumplir las normas comunitarias. Según ha recalcado, es intolerable que los periodistas sean señalados por ejercer su trabajo”.

“En concreto -se añadía en dicha nota-, Montserrat ha dirigido una pregunta a la Comisión Europea tras las declaraciones de Iglesias estos días aludiendo a políticos, periodistas y medios de comunicación a raíz de las informaciones sobre la pieza Dina del ‘caso Villarejo’, que investiga el robo del teléfono móvil de su exasesora Dina Bousselham”. Y todo volvió al punto de partida: el caso Villarejo. Sin embargo, el “PP lleva el ‘caso Dina’ a la Diputación Permanente para que Iglesias comparezca”.

En el ecuador de los Sinfermines, Diariocrítico recordaba: “El caso del robo de la tarjeta SIM del móvil de la ex asesora de Pablo Iglesias, Dina Bousselham, se ha convertido en un flanco para atacar al vicepresidente segundo del Gobierno, que el PP no quiere desaprovechar”. “¿Por qué custodió Iglesias una copia de la tarjeta del móvil de su ex asesora?”, se preguntan los conservadores; “¿Anidan la ultraderecha y los ‘presuntos periodistas’ en Antena 3 y La Sexta es el paradigma del oficio siendo ambas cadenas parte del mismo grupo?”, se pregunta, a su vez, Juan Carlos Escudier en Público el día 8.

Escudier daba a entender, en su artículo Iglesias y las cloacas, el sentido del caso: “Lleva razón el vicepresidente Pablo Iglesias en que los hechos contrastados no admiten discusión. Es irrefutable que a su exasesora Dina Bousselham le robaron el móvil y que copias de su tarjeta, con fotografías íntimas e información interna de Podemos, fueron encontradas en casa del comisario Villarejo y circularon por varios medios de comunicación. Innegable es también la existencia de la llamada policía patriótica, dedicada tanto a desactivar y echar tierra sobre los casos de corrupción del PP como a atacar a rivales políticos, ya fuera a partidos independentistas o a Podemos”.

Debido a hechos bien “confusos, extraños y anómalos se ha llegado a otra situación incontestable: lo que era el caso Villarejo se ha convertido en el caso Dina o en el caso Iglesias, con independencia del escaso recorrido judicial que pueda tener. Y ello, no por la acción de ninguna cloaca del Estado sino por los despropósitos de quienes en teoría y, muy posiblemente en la práctica, eran los verdaderos damnificados”.

Así pues (y lejano todavía el final de curso), “Los Franco recurren al chalet de Iglesias para justificar que el dictador no pagaba la seguridad del Pazo de Meiras”. Insurgente.org, el sábado 11, nos ponía al día: “La familia alega para el robo una cuestación y que pagó los impuestos durante estos años, excepto la Seguridad”. Y, “Para avalar lo dicho recurren al matrimonio Montero/Iglesias y su chalet en Galapagar”.

Responsabilidad: asignatura con notas bajas y en horas bajas.