- Suso De Toro tiene vena y experiencia de analista y ensayista, disfruta con la política, y hasta se implica en ella, sin que ello le impida desgranar con amplitud de miras las principales claves de los resultados electorales en Galicia. Su oficio estructura pensamiento, y se nota. Asume con amabilidad que su tierra es objeto estas semanas de especial interés informativo, y que la sociología política gallega, con sus líneas continuas y discontinuas, llame la atención por estos lares. Dos nombres se entrecruzan de forma inevitable en la conversación, el del popular Alberto Núñez Feijóo y el de la líder del BNG, Ana Pontón. En principio, en las antípodas, aunque la conclusión tenga algunos matices no desdeñables.

Empezando por el éxito de Núñez Feijóo, ¿cuál es su análisis de lo sucedido?

-El resultado indudablemente demuestra el asentamiento del Partido Popular en la sociedad gallega. Una penetración muy fuerte, prácticamente en todos los ayuntamientos, y al mismo tiempo transversal, porque es un partido votado en el campo y en la ciudad. No se puede recurrir al tópico de que es una formación de ancianos de lugares apartados. No es la verdad, aunque sí es cierto que en la provincia de Ourense, absolutamente envejecida y empobrecida, obtiene unos resultados espectaculares. No se puede reducir el PP a eso, pero sí es cierto que una parte de su apoyo es un voto controlado en una sociedad ahogada, muy indefensa, y ese voto es casi esclavo.

Es llamativo que no haya sitio para otras derechas, con todo lo que se está moviendo.

-Efectivamente, hay fascistas declarados en Galicia, como en cualquier parte, pero son una minoría muy clara. La mayor parte del fascismo explícito español está ligado a la Corte. En Madrid hay una concentración de familias que han vivido del Estado, desde el Ejército a la administración civil, la Justicia...ligadas a la historia de este Estado. En el caso de Galicia hay un conservadurismo, pero no llega a esa radicalidad tan dura de Vox, que le permita la entrada, o incluso de Ciudadanos. Vox y Ciudadanos aquí son percibidos como lo que son, opciones muy radicales y muy ideológicas. El PP no se ofrece tanto como una alternativa ideológica, sino algo así como el sentido común. Un lugar donde se puede sentir expresada una persona, entre comillas de orden, conservadora, pero con una cierta moderación. Por otro lado, el PP también ofrece a mucha gente un sentido paisano, una expresión de sentirse paisano de un país gallego.

Pero Feijóo escondió las siglas de su partido en campaña, de cara a asegurarse su cuarta mayoría absoluta, cosa que ha conseguido.

-Hay una especificidad del PP en Galicia, se ha creado una organización con su acento, que sigue no tanto las luchas por el poder madrileño, sino que se adapta bastante a los ritmos internos del país. Feijóo personalmente podría ser un político madrileño más, como Ayuso o Almeida, por su ideología. Es un político ambicioso y le da igual una cosa que la contraria, pero sabe que tiene que adaptarse a una sociedad que también tiene una cierta necesidad de verse representada. Por eso, la cobertura de galleguismo que diseñó hace décadas tanto Fraga como su delfín Cuiña. Feijóo la administra. Por tanto, el PP gallego tiene unas características que no tienen nada que ver. Es lógico que los franquistas desde Madrid crean que es un partido galleguista. No lo es, pero ciertamente juega con eso.

El otro nombre propio de la jornada fue el de Ana Pontón. Su partido, el BNG, pasó de 6 a 19 escaños. ¿En qué medida este éxito es atribuible a su liderazgo y en qué medida a la debacle de las Mareas, que desaparecieron del mapa?

-Para dar idea del éxito del BNG en su espacio, hay que tener en cuenta que los votos del BNG suman más que los votos del PSdeG y Podemos juntos. Y consolida un liderazgo en una campaña muy personalista, donde Núñez Feijóo redujo al mínimo las siglas del partido, y donde el BNG ha cambiado y ha lanzado una campaña muy personalizada en Ana Pontón. Pontón no es Beiras ni nada por el estilo. Es una persona salida de la misma organización e incluso del aparato. Es una mujer joven que tiene una raíz ideológica muy profunda, clara y nítida y no una cultura política trivial, sino muy formada durante años como parlamentaria en el Parlamento gallego. Es miembro de una generación que aprendió de las crisis que vivió el BNG y el nacionalismo gallego en la última década. Hoy el BNG es una organización muy cohesionada internamente, que ha sufrido mucho con las escisiones de hace diez años. Entonces, el sentimiento y la conciencia de organización hace que se cierren filas y que haya en este momento una gran unidad y un temor a repetir desde luego lo que fue precisamente el espectáculo de las Mareas.

Un elemento que se puede leer en clave estatal: el PSdeG se quedó con los mismos 14 escaños que ya tenía. Con el PSOE en la Moncloa, ¿es un primer aviso de que el efecto Sánchez ya se ha pasado?

-Así como para explicar el resultado del PP y de Feijóo, o del BNG hay que buscarlo en clave gallega, endógena, en el caso del PSOE, en cambio, sí hay que explicarlo teniendo en cuenta el marco estatal. Y sí, el candidato era débil, había llegado hace poco, que hizo su propio equipo y tenía poco carisma. Pero por otro lado, la gestión de la pandemia aquí ha sido percibida como fuertemente controlada desde Madrid, y eso lo ha sabido utilizar también Feijóo, le ha eximido de responsabilidades y le ha permitido criticar los excesos de centralización que ha hecho el Gobierno de Sánchez. Es cierto que en parte al PSOE le ha afectado la gestión de la pandemia, como también hay que explicar en clave estatal lo de Podemos y sus confluencias en Galicia. Hay una explicación propia, que se autodestruyeron esos mismos, en una espiral de escisiones difícil de explicar, pero también sin duda le ha afectado el deterioro de un Podemos en el Gobierno, y de Podemos como organización, que ha dado un espectáculo de falta de democracia interna. El liderazgo de Pablo Iglesias yo creo que es muy mal percibido, y creo que Pablo Iglesias debería estar preocupado, o Podemos, por este resultado.

Se recuerda a menudo que Euskadi no es Catalunya, y a la vista de los resultados del 12J, se constata que Galicia tampoco es Euskadi ni Catalunya. Entre el PP y el PSdeG suman 56 de los 75 escaños en liza.

-Sin duda, pero se puede decir eso y también lo contrario, porque la victoria de Feijóo se explica porque no es el PP madrileño, no es Ayuso ni es Casado.

Está más en un regionalismo€

-Ha habido una respuesta reactiva frente a Madrid, la encabezó Feijóo, criticando al centralismo del Gobierno. Y luego la respuesta del Bloque ha sido de afirmación nacional y social, porque el BNG sin duda tiene un programa de izquierdas. Galicia, desde el punto de vista de los partidos estatales, PSOE y PP, sigue estando en esa posición regionalista, pero por otro lado, si sumas la respuesta tanto de Feijóo como de Ana Pontón, fueron pensadas en clave de país. Es decir, Galicia tiene una conciencia de identidad, pero solo se expresa de un modo explícito políticamente en el BNG. El gran fracaso del PSdeG es no haber hecho una campaña en clave de país. Lo que hizo es defender al Gobierno de Sánchez. Es decir, se comportó totalmente como la franquicia madrileña que es. A diferencia de Feijóo y de Ana Pontón, no ofreció una defensa de Galicia como país. Y eso lo percibió la gente. Es lo que los propios socialistas ahora están reconociendo y verbalizando.

"Hoy el BNG es una organización muy cohesionada internamente y con gran unidad"

"Lo que hizo el PSdeG es defender al Gobierno de Sánchez, comportándose como la franquicia que es"

"No se puede recurrir al tópico de que el PP gallego es un partido de ancianos de lugares apartados"