- Batzarre, formación nacida en los ochenta, ha iniciado un proceso asambleario que desembocará con toda seguridad en la extinción de Izquierda-Ezkerra en las próximas elecciones de 2023, en aras de ampliar la confluencia mirando principalmente a Podemos. Desde finales de septiembre, Batzarre está convocando a su afiliación y a simpatizantes de distintas poblaciones de Pamplona y comarca, Lumbier y Tudela, a reuniones presenciales o telemáticas. Todo el proceso, aún pendiente de enmiendas internas hasta el 3 de noviembre, culminará el 21 del próximo mes con una renovación de cargos y la aprobación de un planteamiento político y estratégico que dibujará el futuro de la formación y el camino a las confluencias.

Esta reflexión, que tocaba en principio para 2021, se trasladó al primer semestre de este año, pero la covid lo ha postergado hasta ahora. Nace de la autocrítica por los resultados en las elecciones forales del pasado año, donde Podemos e Izquierda-Ezkerra, que se presentaron por separado, bajaron en total de 9 a 3 escaños. Balance meridiano para que Batzarre apueste por sumar fuerzas para adaptarse a un tablero que no deja de evolucionar. El debate, una vez en marcha, afecta al resto de fuerzas interpeladas. Podemos lo observa con afinidad, consciente de sus propias debilidades, pendiente, eso sí, de unas primarias para suceder a Eduardo Santos. En Izquierda Unida, que celebrará dentro de medio año una asamblea que dará relevo a Marisa de Simón, se declara la disposición a emprender un camino de alianzas, pero también se observan mayores reservas.

Dentro de Batzarre existe una coincidencia "unánime" en la necesidad de superar la etapa de Izquierda-Ezkerra. Según Iñigo Rudi, este diagnóstico "parte de los resultados electorales en 2019, que para nosotros fueron realmente malos". Un correctivo que explica por "la fragmentación de las distintas fuerzas de izquierda", que obliga "a ser todos más humildes".

De ahí que Rudi considere que la coalición ha cumplido su ciclo. "Pensamos que de cara a las siguientes elecciones no sirve como herramienta", y que "hay que superar Izquierda-Ezkerra para tratar de aglutinar un espacio político donde estemos IU, Podemos, Batzarre, Equo y las que puedan surgir si es que surgen más". Una confluencia para "tratar de recuperar esa ilusión que se ha ido perdiendo progresivamente". Eso no significa que el final de I-E llegue antes de 2023. "Nuestro compromiso con Izquierda-Ezkerra de aquí hasta final de legislatura es ineludible con nuestro electorado", sabedor de que la coalición debe carburar engrasada para hacer más atractivo el propio proceso de confluencia. Aunque no se trate de ensamblar I-E con Podemos, sino de inspirarse en la fórmula de las generales en la que Batzarre es parte de Unidas Podemos. Una arquitectura que ahora se quiere trasladar a Navarra, curiosamente en un momento de efeméride redonda. Hace 10 años, en octubre de 2010, la dirección de Batzarre acordó salir de NaBai y "explorar" una alianza con Izquierda Unida de Navarra. Dos meses más tarde, en diciembre, IUN y Batzarre ratificaron su preacuerdo de coalición. Un decenio después, todo apunta a que Batzarre certificará la futura extinción de I-E y estampará la fecha de caducidad.

Este análisis lo comparte otro veterano de Batzarre, Pello Lasa, que recuerda que la formación vasquista se ha quedado fuera del Parlamento por segunda vez. Primero fue en 2015 y ahora en esta legislatura, pues los dos escaños de 2015 y el escaño "por los pelos" de 2019 fueron para Izquierda Unida de acuerdo con el reparto previsto en I-E. "No vamos a repetir de cara a 2023 la experiencia de Izquierda-Ezkerra porque está agotada y tenemos que ir a ampliarla, sí o sí", afirma. A su juicio, el panorama para entonces "va a depender de muchas cosas". De cómo vayan las cosas en Navarra, y también en el gobierno de coalición estatal. "Creo que la presencia de Podemos en el Gobierno del Estado está siendo positiva, y en algunos aspectos haciendo que el PSOE vaya un poco más allá de lo que en sí mismo estaría dispuesto a hacer". Lasa es partidario de alimentar "un espacio a la izquierda del PSOE que no impida colaborar con los socialistas como se está demostrando, pero teniendo muy claro que a más PSOE menos cambio, y al contrario". Preguntado por si Batzarre aspira a más visibilidad o se va a disolver en otra confluencia, Pello Lasa dice ser consciente de "que la aportación es modesta y que por tanto la presencia también lo va a ser. Muchas veces las unidades en la izquierda no funcionan por pretensiones desmedidas de unos, de otros o de todos. Pero después del baño de realidad que nos dimos en las últimas elecciones municipales y forales, tenemos que hacérnoslo mirar y ser modestos también en las pretensiones".

Aunque el proceso está aún en un momento incipiente hay dos propuestas en Batzarre coincidentes sobre la necesidad de nuevas confluencias. Una de las ponencias, explica Lasa, "plantea explorar también la posibilidad en dos o tres años, de confluencia organizativa de Batzarre con Podemos", una vía de fusión no cerrada a Izquierda Unida. Iñigo Rudi, por su parte, apuesta por un planteamiento más progresivo: hacer "camino al andar, sin poner tampoco un límite".

Lo cierto es que Izquierda-Ezkerra no ha sido una balsa de aceite en los últimos tiempos. "Nosotros ya hemos hecho públicas en alguna ocasión nuestras discrepancias en algunas cuestiones del Parlamento", cuenta Rudi, que pone como ejemplos el Plan Reactivar Navarra, donde hubieran votado a favor, o la votación de los anteriores Presupuestos, donde I-E también se abstuvo.

¿Cómo se observan estos pasos en izquierda Unida de Navarra? Su coordinadora, Marisa de Simón, dice no tener "una bola de cristal". Expresa el respeto al proceso de Batzarre "como no puede ser de otra manera". Recuerda que en enero se celebra la XII Asamblea Federal de IU y que la próxima primavera también habrá proceso asambleario de Navarra, donde dejará la coordinación de la formación. "Ahí valoraremos nuestras prioridades políticas y las políticas de alianzas. Nosotros siempre hemos tenido una vocación de sumar en la izquierda en torno a un proyecto político. Tenemos una tradición clara de ello. Para nosotros Izquierda-Ezkerra ha sido y es hoy un instrumento utilísimo para la sociedad y para el desarrollo de políticas de esa izquierda no nacionalista". Según de Simón, la voluntad de acordar se demostró en la legislatura pasada participando en el acuerdo programático sin entrar en él, y en 2019 en "un acuerdo programático de mínimos". Aunque admite discrepancias: "Batzarre era favorable a entrar en el Gobierno e IUN no". La parlamentaria promete "aportar nuestro granito de arena en la construcción de un proyecto político basado en un programa de una izquierda no nacionalista". Dice que ese objetivo aglutinante va a formar parte de lo que se apruebe en las futuras asambleas. Pero añade alguna salvedad. "En cada momento valoraremos en función de la situación, de las circunstancias y de lo que nuestra organización considere lo más oportuno".

Dice de Simón que desconoce "cuáles van a ser las condiciones objetivas en el momento en que haya que tomar la decisión", y muestra cautela. "En principio parece que se pueden dar las condiciones para ampliar ese espacio, pero ese espacio no se amplía solo por arriba, por eso me parece interesante trabajar en la calle y con la gente". Sobre lo ocurrido en 2019, donde el derrumbe de Podemos no redundó en beneficio de Izquierda-Ezkerra, dice que fue "muy frustrante", "una sorpresa", y un "palo desolador", y cree que esos resultados vinieron determinados por el adelanto electoral en el Estado". De cara a 2023 el tráfico por el carril progresista o de izquierdas se intensifica, con el liderazgo del PSN en el Gobierno, el surgimiento de Geroa Socialverdes y el espacio al que aspire EH Bildu. En cualquier caso, para Marisa de Simón, "hay un contexto ahora mismo muy cambiante, estamos en una situación muy complicada, muy difícil para la izquierda", en el que cree que la posición de I-E "posibilita ser un referente para una parte de la ciudadanía".

No todo el mundo tiene esa percepción en IUN. Juan Carlos Esparza, afiliado de base y secretario de Organización durante 9 años, cree que en 2019 "se cometió un error no yendo en la misma coalición Podemos, Batzarre e Izquierda Unida. Aunque la situación era muy difícil, sobre todo porque Podemos venía de una ruptura dramática, sí que se tenía que haber hecho el esfuerzo de haber llegado a un acuerdo. El desacuerdo fue fatal para todos", recuerda, y subraya el resultado de IUN, "el peor de su historia, más luego lo que ha significado en elecciones municipales, teníamos 23 concejales y ahora 14, y perdimos la alcaldía de Tudela. Eso necesita una reflexión". En todo caso, Esparza incide en la existencia de un espacio político, el de la "izquierda navarra no nacionalista", que requiere "soluciones".

"El PSN de ahora no es el de hace 5 años", observa Esparza. Dicho giro supone más competencia por el carril izquierdo pero también se puede leer en clave de bloques en clave de bloques. "Hay que hacer números, no numeritos. En Navarra se hacen muchos numeritos y pocos números. Nosotros con el mismo resultado electoral, si hubiésemos ido todos unidos en el Ayuntamiento de Pamplona, habríamos podido tener dos o tres concejales. Cada uno por separado nos quedamos sin ningún concejal". Así que para Esparza el debate es pertinente y su momento oportuno. "Es mucho mejor hacerlo en tiempos de frialdad electoral, porque si estás a 6 meses de las elecciones, se te ponen unas prioridades que a menudo complican mucho los acuerdos: cuotas, posición en las listas, liderazgo, financiación..."

La otra fuerza directamente interpelada por el proceso de Batzarre es Podemos Ahal Dugu. Su todavía secretario general Eduardo Santos comparte la necesidad de reflexión y observa "una resignificación estratégica dentro del tablero político en Navarra, en un escenario "muy cambiante e interdependiente de lo que pase también en el Gobierno de coalición en el Estado". Santos defiende que Podemos ya intentó confluir en 2019. "Yo sé por lo que apostamos. No solo eso. Decidimos entrar en el Gobierno y ofrecimos ese planteamiento al resto de fuerzas que podían construir un bloque estratégico después. Tampoco fue posible, por lo menos en el caso de Izquierda Unida". Ahora Podemos Navarra está pendiente de elegir una nueva dirección. Santos cree que "sería extraño" que no se caminara hacia las confluencias, aunque advierte: "No se trata de juntar retales, sino de liderar un proceso político". El actual consejero del Gobierno de Navarra cree que Podemos nació "como un movimiento popular más transversal, abierto y participativo", y que de ahí "su irrupción, y también su debilidad orgánica que tiene mucho que ver también con la sociedad actual, muchísimo más líquida".

En suma, Batzarre ha activado una palanca, y puede mover unos cuantos engranajes. Se vislumbran cambios en la izquierda, y de calado.