- Más de 6,5 millones de israelíes están llamados a votar hoy en una cuartas elecciones en menos de dos años para poner fin al bloqueo político y en medio de cierta euforia por la rápida vacunación y la reapertura económica con la que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, confía en salir reelegido.

Sin embargo, el alto número de indecisos estimado no permite alumbrar un bloque mayoritario en un parlamento tradicionalmente fragmentado, que depende de complejas coaliciones para crear Gobierno, más basadas en un eje pro o anti Netanyahu que en la acostumbrada confrontación ideológica de derecha frente a centro-izquierda.

Casi 40 partidos políticos concurren a estos comicios, aunque serán alrededor de una docena los que entren en el Parlamento (Knéset). Están en duda tres de ellos: el centrista Azul y Blanco, de Beny Gantz; el islamista Raaam, de Mansour Abás, y el izquierdista Meretz.

Un total de doce escaños -cuatro cada uno, según el mínimo para tener representación- están en el aire para sumar una mayoría de 61 diputados de los 120 de la Cámara. Pero todavía nadie se atreve a predecir los resultados.

La formación favorita en las encuestas sigue siendo el Likud del primer ministro, Benjamín Netanyahu, con unos 30 escaños, a quien no parece haber afectado el juicio por corrupción que afronta. Los israelíes votarán tras semanas de una progresiva reapertura económica, con más de la mitad de la población vacunada, lo que ha devuelto la sensación de normalidad a las calles.

Los acuerdos de normalización de relaciones de Israel con cuatro países árabes -Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán (éste a falta del acuerdo definitivo)- es otra de las bazas electorales con las que Netanyahu aspira a prolongar un mandato que renueva consecutivamente desde 2009.

Tiene asegurados sus tradicionales socios ultraortodoxos -Shas y Judaísmo Unido de la Torá- y la extrema derecha del Partido Sionista Religioso, de fuerte retórica racista, liderada por Bezalel Smotrich.

El principal rival para disputar la jefatura de Gobierno a Netanyahu es el centrista Yair Lapid, de Yesh Atid, pero con una estimación de entre 16 y 19 escaños necesitaría sumar el resto de listas que se presentan para desbancar a Netanyahu, como Guideón Saar, quien abandonó el Likud para crear Nueva Esperanza, que tiene una previsión de 9 escaños.

El cuarto candidato en intención de votos es el ultranacionalista Naftali Benet, de Yamina (unos 9 escaños), quien dijo el domingo que no apoyará un Gobierno con Lapid, ni uno con Netanyahu que requiera del apoyo de listas árabes.

En definitiva, muchos factores influirán en los cuartos comicios que celebra Israel en menos de dos años. "Solo una cosa está clara: no debería sorprendernos si al final nos sorprende mucho", resumió el analista Matti Tuchfeld en el periódico oficialista, Israel Hayom.

Netanyahu reiteró ayer su apoyo a la legalización de las colonias de Cisjordania no regularizadas por Israel, una promesa electoral que nunca ha llegado a cumplir, y tras una campaña donde la cuestión palestina ha estado casi ausente. "Apoyamos la regulación de las comunidades del movimiento de comunidades de asentamiento jóvenes", declaró desde una colonia en el norte de territorio ocupado de Cisjordania, en víspera electoral.

El jefe del Ejecutivo participó en un acto para poner la primera piedra de un nuevo barrio en el asentamiento de Revava y expuso su intención de legalizar los conocidos como outpost (puesto de avanzada), que se refiere a pequeñas colonias alzadas sin permiso previo del Ejecutivo israelí. Según agregó, en su último mandato no pudo cumplir esta promesa al no contar con una mayoría dentro de la inestable coalición de Gobierno formada con el centrista Beny Gantz, opuesto a esta medida.

Netanyahu apuró las últimas horas antes de la apertura de las urnas para llamar también la atención de los sectores que tradicionalmente le han apoyado, como los colonos. La relación de Netanyahu con los líderes colonos se vio resentida después de que el año pasado aparcara el plan de anexión de parte de Cisjordania tras la normalización de relaciones con Emiratos Árabes Unidos.

La polémica extensión de la soberanía israelí sobre territorio cisjordano fue una sus grandes bazas electorales en los comicios de marzo de 2020. Pese a que el plan quedó congelado, Netanyahu ha insistido en que pretender activarlo de nuevo en el futuro, cuando haya condiciones para ello. "Todavía tengo intención de hacerlo", aseguró en una entrevista con el Canal 12 de noticias israelí. Sin embargo, matizó que solo lo impulsará con el apoyo de EEUU.

"Sin la aprobación de Joe Biden, no aplicaré la soberanía" sobre Cisjordania, dijo. El anterior presidente estadounidense, Donald Trump, dio el visto bueno inicial a la anexión con una polémica propuesta de paz para israelíes y palestinos que no prosperó, pero Biden es reacio a la expansión de las colonias en territorio ocupado y su Administración no apoyaría una posible anexión.

801 autobuses habilitados como centros de votación. La participación en estas elecciones es clave. Un total de 6.578.084 ciudadanos tienen derecho a voto y muchos de ellos no habían podido regresar por las restricciones, relajadas desde el domingo, por lo que se han habilitado 4 puntos de votación en el mismo aeropuerto internacional de Ben Gurión. Israel invertirá más de 170 millones de euros para acercar las urnas a los ciudadanos contagiados y en cuarentena. 801 autobuses estarán habilitados como centros de votación para atender imprevistos como la detección de positivos en colegios electorales. Serán las elecciones más caras de su historia.