El décimo aniversario del Ospa Eguna estaba pasado prácticamente desapercibido. Las limitaciones que impone la pandemia habían reducido la jornada a una manifestación contra la presencia de la Guardia Civil en Altsasu, que no hubiera tenido mayor repercusión si la derecha, política y mediática, no hubiera querido amplificarla todo lo posible como argumento de oposición al PSOE en Madrid.

Pero la Fundación Villacisneros y la agrupación de guardias civiles AUGC, primero, y el PP -con Ana Beltrán a la cabeza- después, decidieron poner el acto en primer plano del debate político nacional, aunque para su difusión tuvieran que recuperar carteles de ediciones anteriores. Reclamando una condena previa al Gobierno de Navarra, unos, y la comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el Congreso, otros.

La jornada sin embargo transcurrió con normalidad, sin tensiones ni incidentes. La manifestación, convocada en tiempo y forma, estaba autorizada por el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno. Recorrió las calles de Altsasu tras una pancarta con el lema 'Errepresioaren kontrako borrokak darrai. Ospa!' (La lucha contra la represión continúa. ¡Fuera!) y algunos gritos del estilo de 'Alde hemendik' (Fuera de aquí). Nada, por otra parte, que sea excepcional respecto a movilizaciones similares que pueden tener lugar en cualquier otro lugar y en cualquier momento del año en otras localidades de Navarra y la CAV, pero que no tienen ni de lejos la misma atención mediática.

Pero el foco estaba puesto en Altsasu, cuya imagen se ha vuelto a ver vilipendiada por intereses políticos de corto plazo, una atención mediática desmesurada y el seguidismo de UPN a la estrategia de confrontación que sin complejos lidera ya la ultraderecha. A la marcha "en la peligrosa Alsasua" acudió uno de sus programas de cabecera, Estado de Alarma, el programa que el polémico periodista Javier Negre presenta en su página de internet, y que se ha convertido en uno de los altavoces mediáticos de Vox. Acompañado por dos destacados dirigentes del partido ultra, y escoltado por guardias civiles de paisano, uno de sus presentadores estuvo merodeando en el final de la manifestación, y que tuvo abandonar de forma atropellada después de encararse con uno vecino al que entrevistaba.

Suficiente en cualquier caso para ilustrar el show mediático que había ido a buscar, y que le sirvió para justificar los improperios habituales a la localidad navarra. Hasta el punto de que el alcalde, Javi Ollo, que había seguido la retransmisión en directo prevenido por lo que pudiera pasar, tuvo que salir al paso y reclamar que no se traslade "una imagen irreal de Alsasua con el objetivo de crispar a la opinión pública con evidentes objetivos políticos".

Pero como es habitual en estos casos, el alcalde tuvo que soportar toda clase de insultos y descalificaciones en las redes sociales, y por supuesto, la respuesta del diputado Sergio Sayas, cómplice cada vez más habitual de los juegos que maneja la extrema derecha en Madrid con Navarra como objeto de reproche.

El diputado de UPN incluso se pasó ya por la noche por el programa de Negre para dar cobertura a la imagen distorsionada pero tristemente habitual que algunos trasladan de Altsasu.

De poco a servido que el PSN saliera públicamente a "condenar" y "rechazar" la manifestación, tal y como le había reclamado la Asociación Unificada de la Guardia Civil. Ni que mostrara su "compromiso inequívoco y firme con todas las fuerzas y cuerpos de seguridad".

La respuesta del PSN es insuficiente para Javier Esparza, UPN y lo que queda de Navarra Suma, que apenas una hora después de que el PSN hiciera público su comunicado, entrada ya la noche, sacó el suyo para restarle cualquier valor y advertir de que lo que puedan decir los socialistas no tiene credibilidad porque "no están dispuestos a romper con quienes jalean y dan aire a los organizadores de este tipo de actos porque supondría perder sus sillones".

Que es, a fin de cuentas, lo que se juega detrás de toda esta polémica artificial y sobredimensionada, los esfuerzos de la derecha por recuperar el poder, en Navarra y en Madrid.