- Protagonista del mayor escándalo de corrupción de España de la década de 1990, Luis Roldán Ibáñez falleció la madrugada de ayer en Zaragoza, su ciudad natal, a los 78 años. Su muerte tuvo lugar en el hospital San Juan de Dios, donde permanecía ingresado desde varias semanas atrás con una salud muy deteriorada.

Alejado de los focos desde que el 19 de marzo de 2010 salió de prisión después de cumplir 15 años de los 34 a los que fue condenado por enriquecimiento ilícito, la vida de Roldán da para grabar una película.

Comenzó su carrera política como militante del PSOE y tras las primeras elecciones democráticas fue concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza y nombrado teniente de alcalde (1979-82).

No tardó en acceder a su primer puesto relevante. El 29 de diciembre de 1982 el Consejo de Ministros que presidía Felipe González le nombró delegado del Gobierno de España en Navarra. Un cargo que utilizó como atalaya para el inicio de una carrera delictiva que le condujo, 13 años después, a la cárcel.

Instalado en Pamplona, Roldán trabó amistad con Gabriel Urralburu, presidente del Gobierno de Navarra entre 1983 y 1991, quien también dio con sus huesos en la cárcel por el cobro de comisiones millonarias a empresas constructoras en la adjudicación de obras públicas.

De hecho, el caso Urralburu fue conocido como la trama navarra del caso Roldán. Por esta causa, el ahora fallecido fue condenado a tres años de prisión.

Su etapa de delegado del Gobierno en Navarra coincidió con los años más violentos del terrorismo de ETA, pero también con la guerra sucia del Estado contra el terrorismo. Además, también durante su mandato tuvo lugar la muerte de Mikel Zabalza tras ser detenido, el 26 de noviembre de 1985, por la Guardia Civil, si bien estos hechos tuvieron lugar en el cuartel donostiarra de Intxaurrondo.

La meteórica carrera política de Roldán continuó en auge y el 31 de octubre de 1986 se convirtió en el primer civil nombrado director general de la Guardia Civil.

Como máximo responsable del instituto Armado cosechó éxitos que supusieron un hito en la lucha antiterrorista, como la desarticulación, en 1992, de la cúpula de ETA en Bidart.

No obstante, tampoco faltaron los momentos difíciles. La muerte en 1990 de dos miembros de ETA que, según la versión oficial, se suicidaron al verse acorralados en la Foz de Lumbier, arrojó un cúmulo de críticas y dudas sobre la actuación de los agentes.

La flor de Roldán se marchitó a finales de 1993. Las informaciones publicadas por el periódico Diario 16 sobre su incremento patrimonal no solo frustraron sus expectatvias de ser ministro del Interior, sino que provocó su destitución del cargo el 3 de diciembre de 1993.

El escándalo provocó la puesta en marcha de una comisión de investigación en el Congreso que concluyó, en junio de 1994, que Roldán concedió “a dedo” obras del Instituto Armado cobrando comisiones a través de su testaferro Jorge Esparza, así como que desvió fondos reservados para fines particulares.

Pero para entonces, Roldán ya no se encontraba en España. El 26 de abril de ese año, y ante las evidencias que se acumulaban contra él, se fugó. Acto seguido, el ministro del Interior, Antonio Asunción, que había garantizado que Roldán no se escaparía, no tuvo más remedio que presentar su dimisión.

Buscado durante diez meses, Roldán fue finalmente localizado en Laos y detenido el 27 de febrero de 1995 en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia), desde donde fue conducido a España para ser juzgado.

Roldán sumó la condena de 31 años de prisión por cohecho, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, estafa y delito contra la Hacienda Pública, a la de tres años por el caso Urralburu.

En el juicio quedó demostrado que se llevó 435 millones de pesetas? (unos 2,6 millones de euros) de los fondos reservados y 1.800 millones (unos 10,8 millones de euros) en comisiones. En total, más de 13,6 millones.

Cumplió 10 años de condena en un módulo dentro de la prisión de mujeres de Brieva (Ávila) -la misma elegida años después por Iñaki Urdangarin- y, al conseguir el tercer grado, regresó a su Zaragoza natal, donde durante otros cinco años acudía a la cárcel para dormir y donde ha vivido con bastante más pena que gloria hasta su fallecimiento.

A su puesta en libertad solo había devuelto 1,6 millones de euros de los 19 que adeudaba a la Hacienda estatal.

Afiliado al PSOE y concejal. Fue teniente de alcalde en Zaragoza (1979-82).

Delegado en Navarra. Delegado del Gobierno de España en Navarra desde el 29 de diciembre de 1982 hasta el 31 de octubre de 1986.

Director. Director general de la Guardia Civil del 31 de octubre de 1986 al 3 de diciembre de 1993.

Falso ingeniero. Roldán se licenció en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, tras su ingreso en prisión en 1995. Con anterioridad, se presentaba falsamente como ingeniero industrial y economista, estudios que nunca pudo acreditar que tuviera.

El juerguista que nunca se atrevió a tirar de la manta

Luis Roldán se dejó ver mucho por Pamplona tanto durante su etapa al frente de la Delegación del Gobierno en Navarra como cuando asumió la dirección general de la Guardia Civil. No era infrecuente detectar su presencia en las calles, sobre todo cuando entraba o salía de los mejores restaurantes de la capital, debido al amplio dispositivo de escoltas que le acompañaba en aquellos años del plomo.

Amante del buen vivir, para cuando la revista Interviú publicó, en mayo de 1994, aquel reportaje sobre las orgías del director de la Guardia Civil en un unifamiliar de Las Rozas, era vox populi que el chalet que tenía en Cizur Menor también albergaba sonoras juergas. Fiestas que también se corrió por Iruña durante varios Sanfermines -fue retratado al menos en los de 1990 y 1992-, pese a que entonces, ya como máximo responsable de la Guardia Civil, su residencia estaba en Madrid.

EL ASEDIO PERIODÍSTICO En todo caso, su controvertida figura terminó por derrumbarse por diferentes trabajos periodísticos que ahondaron en el escándalo. El más impactante fue, sin duda, el mencionado de Interviú, publicado en 1995 con una imágenes tomadas en diciembre de 1989. Pero más contenido tenía la entrevista que concedió al diario El Mundo, siendo prófugo de la justicia, en la que amenazaba con “tirar de la manta”. Era el 4 de mayo de 1994, pero aquella amenaza, en la que daba a entender que estababa en condiciones de revelar informaciones especialmente comprometidas para altos cargos del Gobierno español, nunca se materializó.

“No he tirado de la manta porque me percaté de que solo dejaba al aire a cuatro o cinco personas de segundo nivel, y los poderosos iban a seguir tan abrigados como siempre”, declaró Roldán en marzo de 2010 una vez que quedó definitivamente en libertad.

En 2015, en un libro de Sánchez Dragó, ahonda sobre sus motivos para no tirar de la manta. “El ejemplo más directo es Bárcenas: él ha tirado, lo han achicharrado y los demás se han ido de rositas... Yo sólo tiré de la sábana, y dos o tres días”. Respecto a la situación en el Ministerio del Interior de entonces, indica que “más de 200 personas trincaban y sólo hubo tres condenados”.