pamplona - La extensión de hielo del océano Ártico acaba de marcar su mínimo anual en septiembre: 4,59 millones de km2, según las mediciones del Centro Nacional de Datos de la Nieve y el Hielo de EEUU. El ritmo al que se derrite, exacerbado por el cambio climático, hace que la parte del Ártico que resiste congelada en los meses cálidos sea un 35% más pequeña que hace cuatro décadas. Cuando comenzó a medirse, en 1979, el hielo estival llegó a siete millones de km2.

El calentamiento global se deja sentir más en el Ártico. Una especie de chivato sobre los impactos del cambio climático. La causa es que allí se da un círculo vicioso que amplifica el calentamiento de origen humano: hasta el 80% la radiación solar rebota en la superficie blanca del hielo. Pero si no hay hielo, esa radiación es absorbida por el agua marina, lo que redunda en mayor calentamiento. El mínimo de extensión de 2018 es el sexto peor de la historia. Los 12 mínimos estivales más exiguos corresponden a los 12 últimos años de este siglo. - D.N.