Tres años de trabajo se cerraron ayer en Oñati con la clausura del XVIII Congreso de Eusko Ikaskuntza Geroa Elkar-Ekin, que coincide con el centenario de la Sociedad de Estudios Vascos. Aunque el acto conmemorativo principal de los 100 años de vida de la institución tendrá lugar hoy en Oñati (lugar donde se fundó en 1918), el congreso que ha recorrido distintas ciudades vascas en los últimos meses se cerró ayer con la presentación de las bases del Libro Blanco, una publicación que recopila lo trabajado estos años y que marca las pautas de trabajo para construir el futuro de Euskal Herria.

El Libro Blanco completo se publicará en 2019, pero en las bases dadas a conocer ayer se marcan ya las pautas principales. Se ha trabajado en torno a cinco ejes: la sostenibilidad de la sociedad en el siglo XXI, la realidad socio-cultural, los modelos socioeconómicos, el futuro del euskera y la estructuración sociopolítica. A partir del diagnóstico de la situación actual, se han dibujado los escenarios identificados como deseables y en este proceso se han tenido en cuenta las aportaciones de más de 1.000 personas: expertos, agentes sociales y políticos y ciudadanos, que han asumido la tarea de “imaginar el futuro con responsabilidad de país”, puesto que tras 100 años de trabajo, Eusko Ikaskuntza “reafirma su voluntad de servicio al país”.

El Libro Blanco arranca con un repaso al camino recorrido y al contexto actual de Euskal Herria, en el que se destaca que “vivimos en una época de incertidumbre” que, además de amenazas, “está llena de oportunidades” a las que Euskal Herria debe hacer frente “en un contexto global pero a partir de una reflexión propia”. Se reconoce, además, que en la tarea de construir el futuro “no se parte de la nada” y que el objetivo en todo momento es el desarrollo de un proyecto de país.

diversidad y cohesión Al analizar cómo gestionar la diversidad y la cohesión en la Euskal Herria del futuro, se reconocen las tendencias negativas y positivas actuales. En el escenario deseable, Eusko Ikaskun-tza prevé dar forma a un nuevo modelo de ciudadanía que asuma los retos de la inmigración como oportunidades para la inclusión. También desea un nuevo contrato social que permita aunar fuerzas entre diferentes y considera que la aportación de la educación debe ser estar orientada a esa gestión inclusiva de la diversidad. Entre los pasos propuestos en ese camino, se plantea, por ejemplo, la creación de un proyecto de Erasmus vasco, que permita que los jóvenes conozcan otras zonas de Euskal Herria.

El congreso ha analizado también la realidad de los medios de comunicación y el escenario deseado en ese ámbito es uno en el que se fortalezca un sistema vasco de comunicación que supere la fragmentación actual, que lleve el euskera a la centralidad y que sitúe los territorios vascos en el espacio digital global. Para lograrlo, plantean crear un plan estratégico de comunicación y la creación de una televisión que abarque las tres estructuras administrativas actuales.

euskera El congreso de Eusko Ikaskuntza ha analizado cómo reforzar en el futuro el capital humano, el capital social, el cultural, el estructural, el económico y el político con el objetivo de avanzar en la normalización de la lengua vasca. Plantea, en ese sentido, una serie de actividades que se pueden desarrollar para reforzar cada uno de ellos, que van desde aumentar los recursos destinados a fomentar el uso de la lengua en distintos ámbitos hasta transformar el sistema educativo para garantizar la suficiencia lingüística e impulsar una estrategia digital que sitúe la lengua vasca en las nuevas tecnologías.

El Libro Blanco repasa, además, las dinámicas territoriales y plantea avanzar en el paso de la atomización a la cooperación por la vía de la sostenibilidad. El escenario deseado es uno en el que se logre el equilibrio territorial, se complementen áreas rurales y urbanas, se cambien conductas en favor de la sostenibilidad y cuente con un proyecto económico diversificado que contribuya al reparto de la riqueza. Se propone articular, además, un imaginario común sobre los territorios y la comunidad vasca que ponga en valor los elementos que nos unen, lo que implica, además, construir estructuras compartidas para el conjunto de Euskal Herria. Para lograrlo, se sugiere poner en valor el mundo rural, protegerlo y emprender un proceso deliberativo para compartir “un sistema vasco de bienestar” en todos los territorios. También se propone poner en valor las lecciones aprendidas a consecuencia del conflicto vivido y la articulación de herramientas financieras propias en favor de la cohesión territorial.

bienestar El Libro Blanco plantea el bienestar como proyecto común que incluye una redistribución de los recursos, un sistema sólido de garantía de ingresos, un empleo de calidad, cambios en la fiscalidad y mejoras en los Servicios Sociales. Poner en valor la experiencia de los mayores, fomentar la autonomía personal, conectar a los jóvenes con las oportunidades e impulsar políticas de familia son algunas de las claves en ese sentido, además de cambios en las relaciones laborales.

El último eje analizado es el de la gobernanza y la democratización y se apunta a asimilar influencias externas, manteniendo la personalidad propia, además de saber ubicarse en el mundo y asumir una posición pionera y competitiva en el mundo global. También se hace referencia a la oportunidad de situar los territorios vascos en el mundo y fortalecer su influencia en Europa, para lo que se propone una estrategia compartida de relaciones exteriores y abrir el debate sobre la marca vasca, además de activar a la diáspora. Se plantea, también, establecer nuevas relaciones con España y Francia y construir una personalidad común consensuada, así como trabajar por el empoderamiento y capacidad de decisión.