PAMPLONA - La limitación de la velocidad en todas las vías convencionales a 90 km/h que ayer entró en vigor despierta dudas y reticencias a partes iguales en diferentes colectivos relacionados con la seguridad vial, como el Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN), la Asociación Provincial de Autoescuelas de Navarra (Apana) o la Asociación Mutua Motera (AMM), que creen que su efectividad “no será significativa” y que aseguran que otros aspectos como “mejorar el estado de las carreteras” y “la formación de los conductores” deberían ser prioritarios para reducir la siniestralidad.

El presidente del Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN), Pedro Martínez de Artola, critica la medida acordada por la DGT porque, a su juicio, “parece señalar al conductor como causa única de los accidentes. La velocidad máxima no puede reducirse de manera generalizada, sino que debe ajustarse a las circunstancias de cada tipo de vía o tramo concreto, lo que requiere un esfuerzo y un trabajo mayor que bajar el límite de manera general. Creo que han ido a lo fácil”.

Según Martínez de Artola, “existen carreteras convencionales que presentan características lo suficientemente idóneas para poder mantener los 100 km/h en condiciones de seguridad, mientras que hay otras que requerirían una reducción del límite de velocidad aún mayor. El problema no es la velocidad de manera genérica, sino la adecuación de la velocidad a cada tramo de vía concreto”, señala el presidente del RACVN, que dice abogar “por que las administraciones realicen un inventario de todas las vías y actualicen los límites de velocidad en cada tramo”.

Martínez de Artola incide en que “el estándar de los 100 km/h nos parece correcto en las carreteras convencionales, siempre que se mejore el mantenimiento, que actualmente es muy deficiente; se mejore la señalización vertical; y se aumente la vigilancia policial en ellas. Y sobre todo, deben eliminarse los puntos negros, aquellos tramos en los que se concentran mayor accidentalidad”.

El presidente del RACVN, que recalca que “las carreteras son para comunicarse y la comunicación debe ser fluida”, advierte de que “las vías secundarias conectan pueblos y ciudades pequeñas”, de modo que reducir la velocidad “solo dificulta a la población que reside en ellos el acceso a los centros urbanos, se les obliga a destinar más tiempo. No creo que el quid de la cuestión sea reducir la velocidad de forma genérica en 10 kilómetros por hora”.

VELOCIDAD INADECUADA, NO EXCESO Sergio Induráin, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Navarra (Apana), se muestra también reticente con la limitación de todas las vías convencionales a 90 km/h. “No creo que vaya a ser una medida muy efectiva porque según las últimas estadísticas de toda España, el 51% de los fallecidos en accidente de tráfico fuera de poblado muere como consecuencia de una velocidad inadecuada a las circunstancias de la vía, que no es lo mismo que un exceso de velocidad, mientras que el 40% son salidas de vía, que tienen mucho que ver con distracciones, teléfono móvil, etc.”.

A juicio de Induráin, “más que rebajar la velocidad de 100 a 90 km/h, que en mi opinión no es un cambio significativo, es el conductor el que debe adaptar su velocidad a las condiciones de la vía, es decir, a las condiciones de la luminosidad, de la meteorología, a la densidad del tráfico, al trazado, etc. Si vamos a adelantar a un ciclista, por ejemplo, hacerlo a 100 km/h o a 90 km/h no es muy diferente, pero sí debemos adecuar la velocidad y nuestra conducción a esa situación concreta”.

Por ese motivo, el presidente de Apana destaca la importancia de “mejorar la formación de los conductores” y de incidir en “la concienciación de no usar el teléfono móvil, o de evitar el alcohol y las drogas”. “Sufrir un accidente a 90 km/h posiblemente reduzca la gravedad de las lesiones, pero dudo de que vaya a hacer que disminuyan la siniestralidad”, concluye.

La reducción de la velocidad en las vías convencionales, que afecta también a las motocicletas, es igualmente vista con recelo por el representantes de la Asociación Mutua Motera (AMM) en Navarra, Fermín Martínez, que define la trascendencia de la medida como “ambigua”. “Es lógico pensar que a menos velocidad se producen menos accidentes, pero los conductores y los motoristas no lo perciben de ese modo. Además, bajar la velocidad no ayuda a la movilidad de determinados vehículos, como las motocicletas, cuya estabilidad es diferente a la de otros vehículos”, señala.

Para Martínez, “hay otras causas distintas de la velocidad que tienen mucha más relevancia en la siniestralidad de los motoristas, como es la falta grave de formación, que actualmente es escasa e inadecuada. Porque la posibilidad de sufrir un accidente en moto es entre un 18 y un 22% mayor que en un turismo, de ahí que la formación sea aún más importante en nuestro colectivo”, considera el representante de la AMM en Navarra, que recuerda que su asociación “está trabajando activamente con la DGT y el Gobierno de Navarra para intentar paliar esta deficiencia”.

En vías convencionales por año

199888

1999104

200069

200167

200261

200357

200443

200560

200637

200730

200825

200927

201026

201119

201221

201317

201431

201517

201614

201716

201824

853

Muertos 1998-2018

El balance total de víctimas mortales en Navarra en vías secundarias en los últimos 21 años es de 853 fallecidos.