El hábito de fumar vuelve a crecer. Lejos de las décadas duras de consumo en los 80 y 90, los últimos datos de venta de cigarrillos en Navarra, en consonancia con los datos expuestos a nivel estatal, confirman que el pasado 2018 es el primer ejercicio en el que la industria tabaquera vuelve a ganar.

Y, por tanto, remonta el consumo por primera vez desde que se aprobó la normativa más severa de la Ley Antitabaco, que entró en vigor el 1 de enero de 2011.

Hasta ahora la tendencia había sido a la baja de manera paulatina, la normativa había causado su efecto de entrada, pero ahora las instituciones parecen haberse relajado, a vista de los especialistas de Salud Pública que tratan de prevenir el consumo.

Durante 2018, las ventas de cigarrillos sumaron 46.469.483 cajetillas de 20 unidades vendidas en la Comunidad Foral mientras que los ingresos alcanzaron los 211.383,271 euros.

Se trata de cifras que superan en 840.000 las cajetillas que se habían vendido en 2017, último de una serie prolongada a la baja que vino a iniciarse en 2009, cuando en la Comunidad Foral se vendieron 83.861.284 cajetillas para hacer unos ingresos de 238.857.915 euros.

El año pasado, además, los cigarrillos alcanzaron en Navarra unas ventas de 47.667.073 cajetillas, mientras que el papel de liar alcanzó los 126.612 kilos y el de tabaco de pipa llegó hasta los 7.953 kilos.

Al hilo de esto, hay otros datos seriamente preocupantes, como los del informe Edades 2017, una encuesta estatal que apunta a los altos consumos de entre 14 y 18 años que se elevan al 29,7% en cuanto al tabaco se refiere.

Está muy por encima en esta franja de edad lo que fuman los jóvenes navarros que lo que lo hace la media estatal, que se queda en el 27,3%.

En dicho informe, así como en otros que se han ido sucediendo y que han motivado al Gobierno de Navarra a luchar contra la normalización del cannabis, se destaca también que el 22% de los jóvenes navarros consume esta sustancia. En España se anclan en el 18%.

La delegada en Navarra del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, Victoria Güeto, destaca precisamente el pasillo que conduce del consumo de uno a otro.

“El tabaco y el cannabis van muy unidos y ambos pueden ser puerta de entrada para el consumo del otro. Se consumen mayoritariamente mezclados y aunque ahora la gente joven es más consciente del daño del tabaco, a veces empieza a fumar cannabis con una falsa percepción de que es más natural, más sano, incluso terapéutico. Frecuentemente, al fumar también tabaco en la mezcla acaba enganchada a la nicotina".

Güeto, que pertenece a la Sociedad Vasconavarra de Prevención del Tabaquismo y al Grupo de Abordaje al tabaquismo de semFYC (Sociedad española de medicina familiar y comunitaria), proporciona algunas claves que llegan a explicar las dificultades que tienen los fumadores para dejar de fumar.

Como dice la médica, “el tabaquismo en muchos casos es una dependencia. La mayor parte de los fumadores, alrededor del 70% desea dejar de fumar. Pero a muchos de ellos les cuesta decidirse a intentarlo, porque tienen miedo a pasarlo mal o porque no se creen capaces de conseguirlo. odos sabemos que el tabaco es malo, pero muchas veces hace falta un motivo cercano (una enfermedad, la muerte por cáncer de un familiar, un embarazo, tener hijos pequeños...) para tomar la decisión de dejarlo.No conozco a nadie que no se arrepienta de haber empezado a fumar”.