ESTELLA-LIZARRA - A raíz de la denuncia hecha pública por Koldo muchos han sentido que se empieza a destapar el horror que vivieron decenas de niños en el colegio. Por el momento, los que ha localizado este periódico prefieren seguir en el anonimato, pero sus historias concuerdan casi al milímetro.

“Cuando leí la noticia, le dije a mi mujer que por fin alguien se atrevía a sacarlo a la luz. Lo que ha contado este señor es calcado a lo que me pasaba a mí. Ahora pienso que deberíamos haberlo contado antes, yo no tengo vergüenza por lo que pasó, ni trauma pero sí mucha rabia e impotencia”. Con esta frase resume otro exalumno del colegio su sentir desde el martes. Este estellés estuvo en el centro desde los 5 hasta los 12 años, cuando por los abusos y los malos tratos que asegura que sufrió se cambió de centro. Lo peor lo vivió cuando tenía entre 9 y 11 años, es decir, entre 1965 y 1967. “El cura te metía mano en cuanto podía. Recuerdo una vez cuando tenía diez años que me llamó a su despacho y me acusó de que fumaba. Con el pretexto de buscar el tabaco, me hizo quitar la bata, el jersey, la camisa y él me bajaba el calzoncillos para abajo”.

Esto no era un episodio aislado. “Otro día cuando yo estaba desnudo, llamó a la puerta el secretario. San Julián me mandó vestir y me despachó. Si no llega a pasar eso, no sé qué me hace”, recuerda esta víctima, que también presenció abusos a otros compañeros. “Un día lo vi borracho metiendo mano a un interno”.

Además de los abusos, las víctimas recuerdan los malos tratos a los que les sometían. “Nos daba unas palizas impresionantes, a nada que hablases te metía un sopapo en la cara. Eso era una dictadura”, señala este antiguo alumno. “Una vez me dio una paliza con las maderas de un pupitre roto. Me pegó porque me había levantado a recoger un lapicero sin pedirle permiso. Tal fue la paliza que me rompió la nariz, el oído y la boca pero no podíamos decir nada en casa. Yo dije que me había caído en la cuesta y me había arrastrado la cara por el asfalto, pero mi padre a los dos días se enteró y subimos al colegio. El cura le dijo que yo estaba loco, mi padre no le creyó y le pegó. Me llevaron a un psicólogo y este dijo que me sacasen del colegio, que el loco era el cura”. Este exalumno recuerda que vio al sacerdote a los años. “Le dije que la próxima vez que nos encontrásemos le daría yo la paliza que él me había dado a mí. No lo volví a ver”.

Otro antiguo alumno afirma que “en cuanto podía te tocaba el culo. Una vez un compañero le llamó marrano y el cura le dio tal paliza que sus padres fueron al colegio a pedir explicaciones”. - C.S.