madrid - El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, afirmó ayer que “la muerte provocada no es la solución a los conflictos” de la sociedad. Tras la Asamblea Plenaria de la CEE, se le preguntó acerca del suicidio asistido de María José Carrasco con la ayuda de su marido, Ángel Hernández, quien fue detenido y puesto en libertad después. “No pienso, Dios me libre, en la cárcel para nadie, pero sí en la necesidad, desde la radical defensa de la vida” de apoyar cualquier decisión que evite “que la muerte sea la solución de los problemas”, argumentó Argüello, que también mostró su rechazo al aborto. Transmitió el “duelo y pésame a una familia que vive una situación tan dramática a la vez que excepcional”.

El portavoz de los obispos reflexionó que se trata de “un conflicto ante el dolor, el sufrimiento, el sentido de la vida y la propia vida” pero, insistió, “la muerte provocada nunca es la solución a los conflictos ni en el caso del aborto ni de la eutanasia ni en otros de la vida ordinaria como la muerte consentida de tanta gente en el Mediterráneo queriendo entrar a Europa”. Además, recordó que el código deontológico de los médicos prohíbe que se provoque la muerte a un paciente aunque éste se lo pida expresamente.

Los obispos reclaman a los políticos que a la hora de articular una ley -sobre eutanasia- “ayuden a las personas en los cuidados paliativos y a los cuidadores para sobrellevar este momento”. No obstante, Argüello también subrayó que la Iglesia “no está a favor del ensañamiento terapéutico”. - Efe