pamplona - Aitor tiene 6 años y es inteligente: habla inglés y castellano y ha memorizado las banderas y las capitales de casi todos los países del mundo. Él, a pesar de su edad, no suele ver programas de dibujos como Peppa Pig o La Patrulla Canina. En cambio, disfruta con tutoriales en inglés de YouTube sobre curiosidades de países. Aitor tiene diagnosticado, desde sus dos años, un trastorno generalizado del desarrollo (TGD).

Claudia Guerra, la madre de Aitor, narra el duelo que deviene de un diagnóstico de este tipo. “Al principio, cuando te enteras, sientes que te cambia la vida; y hasta que lo asimilas es duro”. Guerra señala que, con Aitor más pequeño, a veces tampoco sabía responder ante algunos comportamientos. No obstante, una vez diagnosticado, esta madre acudió a asociaciones de autismo y, en Pamplona, está en contacto con Anfas, donde su hijo hace terapia una vez a la semana, y con Creena, centro que indicó la opción de ir a un aula Infantil TEA.

En el caso de Aitor, que después de tres cursos en un aula TEA a día de hoy acude a una clase ordinaria de Primaria con la atención de una cuidadora, su madre observa el progreso y el desarrollo de habilidades que esto le ha supuesto. En estos momentos, en casa se desenvuelven con un calendario con palabras -antes con pictogramas-, porque para este niño, como para la mayoría de los diagnosticados con autismo, es fundamental la anticipación y cumplir el orden en el desarrollo de los acontecimientos.

Como madre de niño con TGD, Guerra destaca la importancia de una educación que atiende las necesidades especiales de su hijo y que a ella se le orienta y apoya (tanto desde el colegio como en Anfas, ANA y el centro Creena). De igual modo, indica la necesidad de educar a la sociedad. “A mí me ha tocado cada comentario... No puedes juzgar. El niño no se está portando mal, sino que igual está teniendo una crisis”. - P.S.S.