Sobre las noticias aparecidas estos días en DIARIO DE NOTICIAS relativa a los acontecimientos ocurridos hace años en el Colegio Diocesano El Puy de Estella es doloroso constatar cómo aquellas actuaciones pederastas del entonces director del Colegio pudieron marcar tan duramente las vidas de alumnos del Colegio. Y tengo que decir que yo participé en el rumor que por el colegio corría sobre su deshonesta relación con algunos.

Aunque pruebas no tenía ninguna. Sólo recuerdo que llamaba con frecuencia excesiva a algún alumno a su despacho y con ello crecían las sospechas.

También participé en el silencio (hoy lo considero cómplice) que a mi parecer existía entre todas las personas mayores, profesores y curas, que pasábamos largas horas en el Colegio. Rumores sí, pero ningún paso para encarar la situación.

De lo que sí fui testigo es de la brutalidad y saña con que castigaba a algunos alumnos por nimiedades ridículas. Nada hice para evitarlo. Esto influyó mucho para irme a otro sitio. Naturalmente aquel silencio hizo posible que aquella actuación perdurara.

Ante todos aquellos alumnos víctimas de pederastia y de malos tratos quiero expresar mi reconocimiento de falta de valentía para enfrentarme a aquellas barbaridades.

* El nombre del autor es un seudónimo y trabajó en El Puy de 1963 a 1967