MADRID. Un navarro convertido al islam, juzgado este martes en la Audiencia Nacional por autoadoctrinamiento, ha negado haber justificado la yihad en internet y que tuviera intención de viajar a Siria, y respecto a la compra de un arma de air soft del tipo AK47, ha explicado que la adquirió para acabar con una plaga de gatos.

"Tenía una plaga de gatos y para no matarlos me gasté 60 euros en un arma de estas", ha sido la explicación que el acusado, V.F.M, que residía en Tafalla (Navarra) cuando fue detenido en 2017, ha esgrimido para tratar de justificar esa compra, y sobre la elección del modelo que adquirió, un fusil AK47, ha precisado que fue simplemente porque dispara "muchas bolas en pocos segundos".

La Fiscalía, que ha elevado a definitivas sus conclusiones provisionales, considera por contra que se estaba adiestrando en el uso de armas y en las artes marciales para unirse al Dáesh, por lo que pide para él una pena de 5 años de cárcel por autoadoctrinamiento y tres de libertad vigilada.

En su exposición, la representante del Ministerio Público ha considerado que no es "baladí" que se interesase por la AK47 y ha recordado cómo los agentes de la Guardia Civil que intervinieron en la investigación y que han testificado en el juicio, han asegurado que no se trata de "un arma normal" sino que aparece en manuales de Dáesh como la recomendada para entrenar antes de pasar a la acción.

También, según han relatado, Dáesh recomienda las armas de air soft o simuladas con el fin de infundir terror en la población y asegurarse que las Fuerzas de Seguridad del Estado les abatan, garantizando así el martirio, tal y como ha ocurrido ya en algún atentado como el perpetrado en Cataluña el 17 de agosto de 2017 en el que los terroristas portaban chalecos bomba simulados.

Los agentes también han destacado que las búsquedas que hizo en internet sobre este tipo de armas fueron además coincidentes con su interés por las artes marciales, si bien el acusado ha negado que él buscara contenido sobre esa disciplina sino que le llegó una página a su cuenta de Facebook, le dio a me gusta y después fueron apareciendo otras de forma automática.

Esta afirmación ha sido no obstante también desmentida por los investigadores, que han sostenido que fueron búsquedas activas.

Para la fiscal esa negativa es una prueba más de que en todo momento el acusado ha tratado de quitar importancia al cúmulo de indicios contra él con manifestaciones del tipo que no sabe para qué se utiliza la AK47 o que él no la modificó sino que se le rompió.

Lo mismo ha hecho, según la fiscal, al negar haber visitado la mezquita de Pamplona, donde supuestamente se radicalizó y a la que han estado vinculados otros detenidos por yihadismo, pese a "las pruebas que lo demuestran". "Solo le ha faltado de decir que no sabe lo que es Dáesh", ha ironizado la representante del ministerio público.

El acusado ha rechazado asimismo haber defendido la yihad o haber buscado vídeos de Dáesh en internet y ha afirmado que los que ha visto son los que se han difundido en televisión.

Solo ha admitido su proximidad a la comunidad musulmana senegalesa en Tafalla y su intención de trasladarse a vivir a Senegal porque se sentía próximo a su cultura. "Son muy cariñosos y no buscan problemas con nadie, no como aquí", ha dicho.

Pese a todo ello, la fiscal considera acreditada su voluntad "deliberada y consciente" de participar en una organización terrorista y ha destacado que fue precisamente el temor a que fuera a dar "un paso más" lo que desencadenó su detención.

Su defensa, que ha argumentado que una lectura radical del islam es incompatible con el consumo de marihuana y hachís de su cliente, pide para él la absolución porque, a su entender y contrariamente a lo que opina la fiscal, no hay ninguna prueba de su adhesión a los postulados del yihadismo más allá de su interés por la religión islámica.