pamplona - La contaminación se redujo durante 2018 en España gracias a las condiciones atmosféricas del invierno y el otoño, según el informe anual Ecologistas en Acción. Más de 45 millones de personas, el 97 % de la población, estuvieron expuestas en 2018 a niveles de contaminación que superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

El informe recoge una reducción generalizada de los niveles de contaminación atmosférica por partículas en suspensión, dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2), lo que según los ecologistas indica una recuperación de la tendencia decreciente de estos contaminantes iniciada en 2008 con la crisis económica.

A pesar de la reducción general de los niveles de contaminación atmosférica en 2018 con respecto a años anteriores, ese descenso es consecuencia de una “coyuntura meteorológica, caracterizada por una menor estabilidad atmosférica el pasado año”, según el coordinador del informe de calidad del aire de Ecologistas en Acción, Miguel Ángel Ceballos.

La que fue “la primavera más lluviosa desde 1965” contribuyó a paliar los niveles de polución general del aire, ya que las lluvias “aumentaron la producción de las centrales hidroeléctricas frente a las térmicas de carbón”.

El ozono troposférico, el contaminante que “más problemas genera” dado que afecta a un 90 % del territorio, ha sido un año más el contaminante más abundante, con unos niveles que presentan una tendencia alcista debido al incremento de las temperaturas medias y de “la radiación solar”, fenómeno del que solo Canarias y el Cantábrico se libran de su influencia.

Cerca de 11,5 millones de personas respiraron aire con exceso legal de ozono malo. Las zonas con peores datos son la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura, Región de Murcia, partes de Andalucía, Catalunya y Baleares.

El informe incide además en que el pasado año se produjeron hasta 30.000 muertes en España por afecciones derivadas de la contaminación del aire, cuya principal fuente de contaminación en las áreas urbanas fue el tráfico rodado, responsable del aumento de partículas y óxidos de nitrógeno. Según datos del Banco Mundial, los costes sanitarios derivados de la contaminación representan 50.000 millones de dólares al año, “para atender a los millones de personas que enferman anualmente”.

Los ecologistas insisten en que la Organización Mundial de la Salud establece unos umbrales más estrictos desde el punto de vista sanitario: “El 96’89% de la población respiró un aire con niveles superiores a los recomendados por la OMS”.

CULTIVOS AFECTADOS La mala calidad del aire no sólo perjudica a las personas y su desarrollo. También los cultivos y la vegetación se ven afectados por la evolución de los distintos agentes contaminantes. En 2018 mejoró la calidad del aire para unos y otros, a pesar de lo cual 254.000 kilómetros cuadrados de superficie, es decir un 50,2% de territorio español, registraron niveles críticos.

La asociación ecologista muestra su preocupación porque la recuperación económica se convierta en “la recuperación de la dinámica económica acumulativa previa a 2008” se constituya como “la principal amenaza para la calidad del aire y, en general, para el medio ambiente y la conservación de los recursos naturales, en un contexto en el que los avances en eficiencia energética y reducción de los factores de emisión son anulados por el repunte en la quema de combustibles fósiles”. - D.N.

madrid central, reconocida

La OMS a favor de mantenerla. Respecto a Madrid Central, Paco Segura, coordinador de Ecologistas en acción, defiende que “el éxito evidente de la medida”, no solo dentro de su zona de aplicación, sino en barrios periféricos a la almendra central, “como Cuatro Caminos y Castellana”, donde se ha producido un “efecto contagio”, que contradice el llamado “efecto frontera”, esgrimido por los escépticos de la medida. Segura califica de “inmoral” la intención del nuevo ayuntamiento madrileño de derogar Madrid Central, ya que “el gobierno del PP tiene la obligación de combatir la contaminación, no alentarla”, y de hacerlo, estaría incurriendo en un “delito de prevaricación”, añade. La directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, María Neira, reivindica esta postura y defiende que “los beneficios para la salud de Madrid Central no se deberían de tocar”.