pamplona - Hay expresiones que, a buen seguro, a esta joven ahora de 21 años y vecina de Madrid -y a la que se le ha escrutado desde hace tres toda su vida, y de la que se ha analizado cada detalle de la única noche Sanferminera que tuvo en su vida-, hay expresiones que lo más seguro es que no puedan salir de su boca. Así, la víctima de La Manada, aquella chica que llegó a Pamplona el 6 de julio de 2016 en compañía de un amigo, no alude a la sensación que le dejan las resoluciones judiciales y tampoco a su estado emocional, a su entusiasmo si cabe, tras conocerse la resolución del Supremo, pues, como es lógico, la joven ha sufrido lo indecible hasta llegar aquí, tiene procedimientos judiciales pendientes contra todas esas personas que han atacado su intimidad y su dignidad y, después de haber pasado todo esto, resulta una superviviente de los pies a la cabeza. “No soy ninguna heroína”, matiza.

La joven, que fue acorralada en aquel portal número 5 de Paulino Caballero y que despertó una ola de solidaridad, ha provocado una reforma penal al haber interpretado las dos sentencias dictadas en Navarra que no había sido víctima de una agresión sexual sino de un abuso con prevalimiento, quiso ayer romper su silencio en El Programa de Ana Rosa, en Telecinco, donde se leyó una carta de su puño y letra. Allí acudió también su actual abogada, Teresa Hermida, que también expuso los sentimientos que se le pasan a la joven por la cabeza a estas alturas, después de todo lo vivido. Se trata de la segunda carta que la víctima difunde públicamente. La primera la había remitido al mismo programa televisivo el 27 de junio de 2018 y en esa misiva se expresaba en términos muy similares a los presentes. Ya daba las gracias a todo el mundo que se había puesto de su parte, alabó el sentir multitudinario que la había apoyado y animó a denunciar a las víctimas para que ellos no ganaran. Entonces, decía. “No os quedéis callados, porque si lo hacéis les estáis dejando ganar a ellos”. Ahora, en la nueva publicación, repite: “Recordad, contadlo, no les dejéis ganar a ellos”.

lo peor es lo que vino después El relato de la víctima recoge que todo el procedimiento, que se ha prolongado durante casi tres años, “ha sido largo, intenso y sobre todo agotador. Lo peor no fue la situación vivida, sino todo lo que vino después”, relató la víctima en dicha epístola, en clara alusión a todos los ataques que ha tenido que soportar tanto sobre su actuación de aquella noche, como los que han violentado su intimidad, incluso publicando fotogramas de los que obtuvieron los condenados en el portal. “Llegado este momento puedo asegurar que valió la pena y poco a poco voy recuperando el timón de mi vida”, explica, y afirma que no puede haber sido “más afortunada” con la “calidad” de las personas que la han ayudado. Entre ellas, destaca al juez de Instrucción 4 de Pamplona que “nunca” dudó de ella; al abogado Carlos Bacaicoa que le “tocó” aquel día; a la fiscal Elena Sarasate; los médicos; la policía; los psicólogos; y la pareja que la encontró llorando y abatida en la avenida de Roncesvalles.

La joven incidió en que “la lucha debe seguir”. “Debemos ser el cambio que quiere la sociedad. “Son momentos en los que nadie sabe cómo actuar pero vosotros lo hicisteis fácil”, subrayó, al tiempo que dio las gracias también a Pamplona y a Navarra “que con todo su empeño han hecho más fácil que alguna vez pueda volver”. Además, agradeció a las asociaciones y personas por llevar su situación “a la calle, formando un eco por todos los rincones de España”. “Gracias por no haberme dejado sola, os estaré eternamente agradecida pero yo no soy ninguna heroína. La fuerza para continuar muchas veces me la ha dado todo el calor y apoyo que he sentido en este camino”, concluye.