PAMPLONA. La pamplonesa Silvia Baleztena Abarrategui, referente del carlismo ultraderechista y exintegrante de Derecha Navarra y Española (DNE), ha fallecido este miércoles 17 de julio en Pamplona a los 89 años de edad. Soltera y sin hijos, aparecía de cuando en cuando en los medios por su afición a desplegar banderas navarras con la laureada y rojigualdas franquistas en el balcón de su vivienda entre el Paseo Sarasate y la plaza del Castillo y en la familiar de Leitza.

Su familia es símbolo del carlismo, ya que era la hija mayor de Ignacio Baleztena, exconcejal de Pamplona y diputado foral por la Comunión Tradicionalista. En los pasados días se difundió el rumor por redes sociales de que Baleztena había fallecido y sus familiares salieron al paso desmintiéndolo, pero este jueves fuentes familiares y Comunión Tradicionalista han confirmado la noticia.

"Yo me he metido en política siempre (formó parte de la lista de DNE al Parlamento en las forales de 2011). En las primeras elecciones trabajé para Alianza Popular, de Fraga, pero hasta ahora no me había presentado en unas listas. Yo soy mucho más de derechas que AP o el PP. El carlismo ha pasado, fue una época muy importante pero ahora ya no tenemos ni rey. Franco hizo mucho daño a los carlistas porque los unificó con la Falange cuando eran dos grupos distintos: unos tenían historia y otros, no. En pueblos como Leitza hubo muchos nacionalistas que se hicieron falangistas. No hemos pensado en vender nuestras casas aunque nos han ofrecido bastante dinero. Miguel Sanz siempre dice que quiere comprar la de Leitza. Un día le comenté que a lo mejor se la vendíamos, pero con una condición: que pusiera en el balcón la bandera de Navarra con la laureada. Se llevó a las manos a la cabeza porque no puede con la laureada", relataba en una entrevista para Diario de Noticias en 2011.

"Qué bonitos eran los Sanfermines. Ahora no me gustan nada, hace años eran señoriales, ahora viene toda la zarrapastrosería y cómo dejan la plaza del Castillo. ¡No hay derecho! Las cuadrillas son unos majaderos y las peñas, antipáticas. Una intentó introducir la pancarta por el ventanal de casa, la cogí pero no tuve fuerza para meterla dentro y dejarles sin ella. Les grité: ¡cobardes! y la Policía Foral no hizo nada", recordaba Baleztena en la misma entrevista.