Después de leer la respuesta de las 72 exalumnas del colegio de Ursulinas que publicaron en este periódico después de que denunciáramos en estas páginas lo que vimos en el colegio nos preguntamos qué es lo que pretenden: ¿lavar la imagen de unas monjas pederastas? ¿No dar crédito a lo que afirmamos porque ellas no han visto, ni oído, ni sufrido abusos? O ¿defender una educación autoritaria y, contradictoriamente, moderada? Nos llama poderosamente la atención que la congregación en cuestión -Ursulinas- en su comunicado del 25 de julio lamente los hechos y anuncie que habrá una investigación, dando crédito a lo que afirmamos y que este grupo de exalumnas, adelantándose a la investigación, haga una defensa a ultranza de dicha congregación sin reparar en el daño sufrido por las personas perjudicadas. Todo lo cual no es más que la muestra de una falta de solidaridad y empatía tan católica y bien aprendida en su admirado colegio como poco cristiana. Tras 60 años en silencio, decidimos contarlo y descargar el peso y el sufrimiento que estos abusos suponen. Gracias por vuestro apoyo. Os recomendamos la lectura de la carta de Mª Josefa Iribarren, también exalumna de Ursulinas y psicóloga, a Cartas al Director de DIARIO DE NOTICIAS del 31/7 titulado “El dolor invisible desde la infancia”.

Las autoras son hermanas y exalumnas del colegio Ursulinas, donde denunciaron abusos en este medio.