Donostia - Una joven guipuzcoana falleció el año pasado víctima del macabro juego conocido como la Ballena azul, según recoge la Memoria de la Fiscalía del País Vasco hecha pública ayer, en la que se documenta el expediente de reforma y las diligencias preliminares por sendos delitos de inducción al suicidio que la Fiscalía de Menores de Gipuzkoa abrió contra dos menores que estaban, de algún modo, acosando mediante las pruebas que plantea este reto viral a la guipuzcoana. No obstante, dichas diligencias se remitieron a las autoridades judiciales de Barcelona y Argentina, ya que eran los lugares de residencia de los menores infractores.

Esta situación, no obstante, tuvo el peor desenlace posible, puesto que la joven acabó quitándose la vida. Según señala la memoria, el juego plantea “50 retos”. “El primero de ellos consiste en realizarse un corte con un cuchillo en la mano escribiendo P57, debiendo enviarse una fotografía de tal hecho a la persona llamada curadora”, es decir, aquel que supervisa la pruebas. “El último reto es el suicidio. Previo a él hay que ver películas de terror, andar por los tejados, andar por las vías del tren y hacerse cortes en el cuerpo todos los días”, señala la fiscalía. “Pese a todas las medidas de protección, la joven acabó suicidándose”, constata el informe.

La primera vez que en Gipuzkoa se tuvo constancia de que una menor, en ese caso de c atorce años, estaba reproduciendo las peligrosas pruebas de la Ballena azul fue en mayo de 2017. Se trataba de una chica de Errenteria y fue el primer caso conocido en Euskadi de este juego del que se ha especulado mucho, pero realmente poco se sabe. Su origen se sitúa en una red social rusa, aunque no hay pruebas sobre cuántas muertes ha podido inducir. Uno meses después, en septiembre, también se detectó otro caso de una menor de trece años.

Desde entonces y hasta ahora no se había sabido nada sobre este reto viral. No ha ocurrido lo mismo con otro que conlleva el mismo resultado y que recientemente salió a la palestra: Momo Challenge.

El de la Ballena azul es uno de los expedientes que destaca, por la gravedad de las consecuencias, la memoria de la Fiscalía vasca. No obstante, el documento recoge un balance general de los delitos de menores.

Violencia filio-parental En este sentido en Gipuzkoa, se incoaron diligencias o expedientes de reforma durante 2018 a 735 menores, de los que 550 eran varones. Entre los delitos cometidos, hay de todo, según sostienen desde Fiscalía, que destaca “que las infracciones que han dado lugar a los expedientes de reforma incoados a lo largo de 2018 son de muy distinta naturaleza”. El más habitual es el de hurto (70), seguido del de violencia doméstica (59) y lesiones (52). También se tramitaron 37 por robo y otros 32 por robo con violencia, once por abuso sexual, nueve por violencia de género y cinco por agresiones sexuales. En este sentido, el documento sostiene que “las denuncias relacionadas con delitos contra la libertad sexual (abuso y agresiones) siguen en auge”, ya que suman 16, frente a las 11 del ejercicio anterior.

Por su parte, los delitos de menores por violencia doméstica (59) y de género (9) se mantienen en cifras similares a otros años.

En el primer caso, las agresiones no solo tienen como diana a los progenitores, también a los hermanos. “En 19 casos los progenitores no quisieron poner denuncia y en diez se lleva a cabo una mediación, extremo muy positivo para poder trabajar la relación filio parental, el consumo de tóxicos y el área escolar”, manifiesta la Fiscalía.

La medida más impuesta en este tipo de delitos es la “libertad vigilada”, seguida de la “asistencia a centros de días” y en “dos casos hubo internamiento”, en uno de ellos de tres años por un caso de maltrato habitual: “Insultos reiterados, control de la vestimenta y aspecto físico de la víctima y de sus amistades, agresiones físicas e incomunicación total mediante retirada del móvil, privación de libertad”, se ejemplifica.

Respecto a los nueve casos de violencia de género, la mitad se archivaron porque no hubo denuncia.