pamplona - Al parecer, según los acusados, nadie mató a Wilson Yanza Heredia. O se murió solo, en algún accidente, o en un mal gesto, parecen justificar. Pero según las acusaciones lo mataron entre los 3 procesados. La noche del 2 al 3 de noviembre de 2016 la víctima se encontraba en su casa de Tudela junto a su pareja, Irene de Fátima, y los sobrinos de ésta, Rozilene de Fátima y Ronaldo Dias, los tres acusados ahora por el crimen de Yanza, que apareció estrangulado en el río Ebro por Castejón. Los encausados admiten haber tirado un cuerpo, pero ninguno sabe ahora con certeza ni quién lo mató ni cómo pudo morir.

El Ministerio Fiscal entiende que el crimen fue “planificado y la coartada premeditada” y que se ejecutó con la colaboración de los sobrinos a petición de Irene, la viuda de Wilson. El fiscal concluyó que los tres acusados son igualmente autores del homicidio y para ello se basó en la “rotundidad absoluta” de las pruebas aportadas por la Guardia Civil, que acreditó a través de geolocalizadores que los teléfonos móviles de los tres procesados hicieron el mismo trayecto desde Tudela hasta Castejón, donde arrojaron el cadáver, y de vuelta a Pamplona. Además, sus versiones iniciales sospechosamente idénticas, sus acusaciones mutuas con el paso de la instrucción, las pruebas forenses que hablan de una asfixia sin defensa, la falta de llamadas de auxilio tras el crimen, la ocultación del cadáver y la testifical de la pareja de Rozilene que descubrió el plan al ser detenido son indicios suficientes para la Fiscalía. “Los acusados creían tener un plan sin fisuras, que nunca los iban a pillar. Su problema fue que el muerto se descubrió al día siguiente. Seguramente si el río hubiera tenido un caudal mayor aquella noche, el cuerpo hubiera sido arrastrado por la corriente y la muerte de Wilson seguiría siendo un enigma. Una vez ocurrido el homicidio no pensaron qué hacer, sino que actuaron mecánicamente”, cuestión que para el fiscal acredita la existencia de un plan urdido y ejecutado entre los tres. La Fiscalía destacó que “hoy ya nadie defiende que Wilson muriera en el transcurso de una pelea por accidente” y apuntó a Irene por los motivos que reunía para acabar con la vida de su pareja “por el maltrato anterior, por la custodia del niño, para cobrar los seguros y para empezar una nueva vida en Brasil con otro hombre”.