pamplona - La Sección 1ª de la Audiencia navarra juzgó la semana pasada a tres hombres por haber agredido sexualmente (en uno de los casos) y abusado (en los otros dos) de una menor de edad de Tierra Estella cuando esta ni siquiera tenía 16 años, la edad legal para prestar el consentimiento sexual, ya que ella dice que consentía en los dos últimos casos y la Fiscalía acusa a los encausados de aprovecharse precisamente de su falta de madurez y desarrollo. El principal acusado fue pareja de la madre de la víctima durante casi una década. La Fiscalía reclama para él 15 años de cárcel. El hombre se declaró inocente, al igual que el resto de encausados, y dijo que nunca había tocado a la víctima. “Si abusar de ella es hacerle la comida o dejarle dinero... Se lo ha inventado todo. Nunca la he tocado. ¿Por qué se lo inventa? Yo creo que porque su madre y yo descubrimos tantas cosas de ella (relaciones por teléfono) que le llenaría la venganza y la ira”, manifestó el procesado. En su defensa añadió que el comportamiento de la chica había cambiado a raíz de descubrirle un chat con otro de los acusados (un novio al que conoció por Facebook y al que le piden más de diez años de cárcel por abusos continuados y por embaucamiento para la facilitación de material pornográfico) en el que compartían imágenes desnudos. “Le dije que no la llamara más porque era menor y a ella decidimos quitarle el teléfono. Ella se enfadó porque eran sus cosas”.

El tercer investigado que se sentó en el banquillo era marido de una tía de la víctima. A este se lo encontró el padrastro un día en el aparcamiento debajo de su casa dándole un beso a la chica cuando se bajaba de su coche. En el juicio, los dos varones le restaron importancia a aquella escena, pero la joven afirmó que ese día tuvo relaciones con su tío, que consintió las mismas (aunque solo tenía 15 años, por lo que no es válido) y que aquel día se “inventó una excusa” para decirle a su madre. “Entonces fue cuando conté lo que me hacía su pareja (su padrastro). Se lo dije tanto a mi madre como a mi hermano. E incluso había llegado a poner un pestillo en la habitación para que él no entrara de nuevo. Al poco tiempo ella trató de fugarse de casa y marcharse a Valencia, donde vivía su tío. Entonces, dejó una nota a su familia echándoles en cara que no la hubieran creído.

La menor contó al tribunal que con 9 años empezó su madre a mandarle a casa de su pareja para que le llevara la comida. Y que, a esa edad, ya empezó con tocamientos aprovechando ese momento. “Me llevaba a su habitación, solía estar él solo en casa y empezaba a tocarme por todos lados. Él me decía que no se lo contara a nadie, que era un secreto que tenía que guardar”. La relación entre el acusado y la madre de la víctima siguió su curso y empezaron a vivir juntos como familia en un piso. “Cuando empezó a vivir con nosotros todo fue a más. Aprovechaba que mi madre trabajaba y quería que le tocara. Solía pedirme que le hiciera un masaje y, una vez, en fiestas del prueblo, me agarró de las manos, me inmovilizó, me desnudó y me penetró”. La chica tenía entonces 11 años. Entonces, la víctima, que declaró protegida, se encerró en su dormitorio con cerrojo. También le insinuó a algún familiar cercano que su padrastro quería intimar con ella, pero estos no la creyeron. “Por eso no le conté a nadie”. Y, por eso, cuando tuvo que acudir al médico por un sangrado, “nadie lo relacionó con algo que hubiera ocurrido previamente” de carácter sexual. Pero la conducta del procesado, según la joven, aún se acrecentó. “Llegó un momento en el que me hartó. Intentaba tocarme en cualquier lado y otra vez me volvió a agredir sexualmente en la cama”.

OTROS DOS ACUSADOS A otro encausado lo conoció en octubre de 2015 , con 14 años, a través de Facebook. Aunque este varón, que vivía en la Ribera, negó haber tenido relaciones con la chica y manifestó que entabló relación para aprender castellano. Sin embargo, ella afirmó que “él sabía que yo tenía esa edad” y que habían empezado hablando por redes “y luego tuvimos relaciones varios fines de semana. Él no me obligaba, yo quería, y también nos mandábamos fotos desnudos. Nuestra relación terminó cuando me quitaron el móvil ”. La controversia vuelve a estar en si la joven podía prestar un consentimiento legal y válido a esa edad. En el banquillo se sentó también un tío de la víctima, que también se enfrenta a más de 10 años de cárcel por abusos continuados, con el que ella aseguró que tenía “una relación amorosa”, tanto en persona como a través de medios tecnológicos durante meses. El hombre, que vivía en Valencia y acudió en alguna ocasión al pueblo de la víctima, declaró que él solo trataba de ayudarla para que no discutiera con sus padres y estudiara. “La traté como un padre -dijo-. E incluso cuando se fugó de casa y me llamó, avisé a la familia de lo que había hecho y que estaba a punto de coger un autobús”. - E. Conde