alicante - La primera sesión del juicio con jurado por el crimen de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la extinta Caja del Mediterráneo (CAM) Vicente Sala, constó que las disputas por el control de las empresas familiares impregnaban el contexto en el que ocurrió este asesinato.

Miguel López, acusado del crimen de su suegra, María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la CAM, Vicente Sala, negó ayer ante un jurado popular haber sido autor del asesinato de la mujer, ocurrido el 9 de diciembre de 2016 en el concesionario de coches que él regentaba en Alicante. Así lo negó a la pregunta de la magistrada-presidenta del jurado de si reconocía los hechos, en la primera sesión del juicio, que se celebra en la sede de la calle Pardo Gimeno de Alicante.

La vista, que finalmente y en contra de lo solicitado por la defensa se celebra en audiencia pública, comenzó con la lectura de las conclusiones provisionales de las partes. A Miguel López, marido de la hija pequeña de María del Carmen Martínez se le acusa de ser el autor material de los dos disparos en la cabeza que acabaron con la vida de su suegra.

El fiscal José Llor y el abogado de la acusación particular, en nombre del hijo mayor de la víctima, Vicente Sala, solicitan 24 años y medio de prisión: 23 años asesinato y 18 meses por tenencia ilícita de armas. Además, se pide una indemnización de 35.000 euros para cada uno de los hermanos, indemnización que, en el caso de la acusación ejercida por Vicente Sala, renuncia. La defensa de Miguel López, Javier Sánchez-Vera, pide la absolución por falta de pruebas.

El Ministerio Fiscal se dirigió a los miembros del jurado, tras la lectura del escrito de conclusiones provisionales, asegurándoles que el asesinato cometido por López, “refleja ensañamiento” y “fue una ejecución, un crimen horrible”, por cómo se hizo, ya que la víctima sufrió una agonía que duró más de 25 minutos y porque el motivo fue económico.

El fiscal se refirió a la figura de “prueba por indicios” en la que se basa en este caso, al no existir ni el arma del crimen, ni el ADN, entre otras evidencias. Según el fiscal, sobre las 18.25 horas del 9 de diciembre del año 2016, el acusado ejecutó un plan previamente trazado y, con la excusa de entregar un vehículo a su suegra, le acompañó hasta el lavadero de coches de Novocar, donde lo había estacionado previamente y, cuando la víctima subió al asiento del conductor, efectuó dos disparos a “muy corta distancia” en la zona izquierda de la cara.

El coche, según el fiscal, había sido ubicado en el lavadero, pese a que ya estaba limpio, porque era el lugar más oculto del concesionario y el único en el que las cámaras estaban estropeadas. Además, López, según el escrito, solicitó al encargado del lavadero diferentes trabajos fuera de su puesto para quedarse a solas con la víctima.

el arma En el escrito provisional, el Ministerio Fiscal asegura que la víctima estaba “totalmente desprevenida” y “sin posibilidad absoluta de defenderse”. Asimismo, precisa que no se ha identificado la pistola con la que se efectuaron, aunque sostiene que por la munición utilizada podría ser una Webley Scott o una FM modelo 1903, para las que Miguel López carecería de la licencia de armas necesaria y a la que habría acoplado un silenciador.

Por su parte, la acusación particular, detalla los mismos hechos, y asegura que la familia estaba manteniendo una “batalla feroz por el poder y control de las empresas”. - E.P.