Le tendieron una trampa sexual con una falsa cita a través de la página web Badoo, como hicieron un día después con un informático de 54 años de Getxo (Bizkaia), al que robaron y molieron a palos, antes de enterrarlo en un paraje apartado de Pedrola (Zaragoza), donde la Guardia Civil localizó su cadáver semanas después. Pero el empresario tudelano, de 58 años, tuvo más suerte y fue liberado por sus captores después de ser igualmente robado, golpeado y retenido en contra de su voluntad.

Candy Arrieta Landazábal, de 34 años y origen venezolano, y su pareja Mohamed Achraf, un marroquí de 35 años y padre de tres hijos, con antecedentes por maltratar a su anterior mujer, permanecen en prisión desde el 5 de octubre, acusados de atacar a tres hombres durante el verano para robarles. A la última víctima de Dulce Ángel, como se hacía llamar en las redes sociales, José Antonio Delgado Fresnedo, un informático de 54 años de Getxo que se había separado de su esposa, lo golpearon hasta dejarlo inconsciente y le robaron unos 1.500 euros y un Mercedes de alta gama que vendieron por 10.000 euros en Internet. Después lo enterraron en un campo agrícola y su cadáver fue hallado el 27 de septiembre por la Guardia Civil tras semanas de investigación.

Natural del estado venezolano de Zulia, Candy llegó a España solicitando asilo político y comenzó una relación en junio de este año con Mohamed Achraf. Semanas después comenzaron los ataques contra hombres, a quienes, a través de su perfil en Badoo, la mujer seducía, comprometía para pasar una noche en un hotel y concertaba los encuentros en algún lugar solitario de la provincia de Zaragoza. “Me gustan los maduritos”, fue uno de los mensajes que la detenida dirigió al empresario tudelano con el que contactó el 3 de septiembre.

Pero un mes antes de verse con él, el 26 de julio, Candy Arrieta se citó con otro hombre, un ciudadano de origen rumano a quien ella, su novio y un tercer cómplice atacaron y robaron. Aunque llegaron a aplicarle descargas eléctricas y a amenazarlo con un cuchillo, solo consiguieron quitarle unos 50 euros ya que, a pesar de lo que habían deducido de su foto en Badoo, el hombre no tenía más dinero en su cuenta. Por eso se quedaron con su coche, un Renault Clio, que acabaron desguazando para venderlo por piezas en Internet.

‘BELLA’, DE PAMPLONA Apenas un día tardó Candy Arrieta en convencer a su segunda víctima, el empresario tudelano de 58 años al que ella y su novio asaltaron y robaron unos 1.000 euros. Todo ocurrió después de que el hombre, al que representa el abogado penalista José Cabrejas, también letrado de la primera víctima, conociera en Badoo a la mujer bajo el nombre de Bella y con Pamplona como localidad de residencia, aunque le dijo que vivía en Tauste (Zaragoza). Tras intercambiar algunos mensajes, se citaron la noche del 4 de septiembre en la estación de tren de la localidad zaragozana de Luceni, ya que él no tenía vehículo para desplazarse desde Tudela para cenar y pasar la noche con ella en un hotel.

Al llegar a la estación y bajarse del tren, el hombre recibió un golpe en la cabeza con una llave inglesa, según declaró a la Guardia Civil. Aturdido, echó a correr y escuchó a la mujer gritar “mata a ese hijo de puta que se escapa”, si bien pronto le alcanzaron un varón y la propia mujer, quien le apuntó con una pistola a la cabeza. Seguidamente le ataron de pies y manos en la espalda con bridas, le taparon la boca y le pusieron una capucha, al tiempo que le quitaban todas sus pertenencias, y lo introducían en el maletero de un coche.

Según el relato del empresario navarro, tras intentar sacar dinero de un cajero Candy y su pareja lo amenazaron con cortarle un dedo si no se ponía en contacto con su familia para pedirles que les entregaran más dinero. La mujer volvió a encañonarlo, pero después de que el empresario insistiese en que no disponía de más liquidez, lo liberaron en un campo agrícola, antes de darse a la fuga. Un día después, según las investigaciones de la Guardia Civil, Candy y su pareja quedaron con el informático de Getxo, a quien robaron, golpearon y enterraron vivo.

Tras semanas de arduas pesquisas, los investigadores de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil detuvieron a la pareja como autores del crimen y de los ataques a los otros dos hombres con los que Candy se había citado por Internet. Desde entonces se encuentran en prisión preventiva.

Los investigadores saben que la mujer llegó a España desde Maracaibo, pero tratan de averiguar cuánto tiempo llevaba actuando la pareja, que apenas hacía unos meses que se conocía. Tras una estancia corta en Madrid, Candy se desplazó a la Comunidad Valenciana, y allí pudo conocer a Mohamed, para terminar ambos trasladándose a la localidad zaragozana de Pedrola, el pueblo donde vivía parte de la familia del marroquí y donde no pasó desapercibida, aunque en sus redes sociales se camuflaba adoptando distintas identidades, algunas de las cuales utilizó como cebo para atraer a los hombres que fueron sus víctimas.