el centinela de piedra -Ackon-Cahuac- en la lengua de los incas. El Aconcagua, el techo de América con sus 6.972 metros, es el próximo desafío que se ha marcado el laukiztarra José Manuel Iñarrea. Tras conquistar los Alpes y su cima más emblemática, el Mont Blanc, el pasado 16 de julio, ahora busca un reto más. “Son palabras mayores”, resume. Casi un sietemil para este apasionado de la montaña. “Me enfrento a lo desconocido para mí, pero en los 5.000 metros del Mont Blanc me encontré muy bien”, asegura.

Motivación y preparación no le faltan. En sus viajes siempre alberga un firme pensamiento: visibilizar la enfermedad de Dravet, también conocida como epilepsia mioclónica severa de la infancia, una forma rara y catastrófica de epilepsia intratable que comienza en el primer año de vida, con una incidencia estimada de uno de cada 16.000 nacimientos, según detallan desde la Fundación Síndrome de Dravet, con la que colabora José Manuel a través de la campaña Apoyo Dravet. Por eso, aunque es un montañero solitario, siempre le acompaña en sus cumbres un banderín en apoyo a esta causa. “Esta vez llevaré el banderín de Apoyo Dravet de España, el de Argentina y el de la Universidad de la Plata”, detalla.

En este sentido -subraya- a lo largo de 2019 se han dado pasos importantes para ayudar a luchar contra esta enfermedad. “Se han doblado las aportaciones económicas a la fundación, se están realizando terapias con tratamientos experimentales con buenos resultados y se ha formado la Indre, en la que trece grupos de investigación científicos trabajan para desarrollar tratamientos contra la epilepsia”, detalla.

Expedición José Manuel ha diseñado al detalle la expedición. El pasado viernes 24 curzo el Atlántico y ayer realizó todos los trámites necesarios para poder obtener el permiso para entrar el parque provincial Aconcagua, en la región argentina de Mendoza. “Hay que pagar unos 950 dólares para obtener el permiso para subir. Seguiré la ruta habitual y al ser temporada alta -el plazo para realizar las ascensiones se extiende hasta finales de febrero- coincidiré con otras expediciones comerciales. Aunque subo en solitario no estaré solo. Voy más solo por Pirineos”, señala.

Hoy tiene previsto comenzar la ascensión. “El primer día realizaré la ruta Horcones de entrada al parque hasta Plaza de las Mulas. Allí dormiré la primera noche a una altitud de 4.300 metros en vivac, en acampada al aire libre-”, apunta.

Después de pasar su primera noche al raso en el coloso americano, el segundo día partirá desde la Plaza de las Mulas en dirección al refugio Berlín, situado a 5.930 metros y pasando por Nido de Cóndores. El tercer día ya será el decisivo, el del ataque a la cima. “Intentaré hacer cumbre, calculo que me puede llevar entre siete y diez horas, estaré allí cinco minutos haciendo fotos y algún vídeo porque las vistas son preciosas, y seguido comenzaré el descenso. Intentaré bajar todo lo que pueda ese día, igual hasta Plaza de las Mulas, pero lo veré sobre la marcha”, señala.

A la hora de preparar la expedición, José Manuel ha tenido en cuenta y ha estudiado los posibles inconvenientes que pueden surgir en una montaña de semejante magnitud. “En el caso del Aconcagua el viento representa el problema principal por su fuerza. También me han comentado que están sufriendo un verano muy seco y las expediciones comerciales están teniendo problemas con el agua”, advierte. Asimismo, de noche se enfrentará a temperaturas que pueden alcanzar los 13 grados bajo cero y en la cumbre hasta -25 grados. En este sentido, “el mal de altura mientras duermes” también constituye otro de los problemas a contemplar. “Se trata de una montaña larga, más de andar que de dificultades técnicas”, sostiene.

Sin duda, todo un desafío. Un reto más en la vida de este aventurero que apuesta por cumplir sus sueños. “Hay cosas que hay que tratar de hacerlas si es lo que quieres. Quedarme sentado viendo la televisión no es lo mío”, destaca. Y junto a sus sueños camina la esperanza de poder potenciar la investigación de la enfermedad. Apoyo Dravet es su motor: “Tu apoyo, nuestro sueño, su cura”, lleva tatuado en la piel.