- La realidad de las notarías muestra hoy que la ciudadanía “no está preocupada por morir, sino por resistir”, afirma un profesional del notariado que ejerce desde hace más de una década en la capital navarra y que nunca había tenido tan poca rúbrica. Otra compañera de oficio lo confirma. Ha pasado de que se le otorgue una decena de testamentos a la semana a tan solo uno en todo lo que lleva establecido el estado de alarma. “El hecho de que no nos autoricen las salidas a domicilios, a residencias o a hospitales influye en que se haya reducido tantísimo la materia sucesoria. Porque aunque las notarías hayamos estado abiertas, en la actual situación es posible que haya gente interesada en firmar un testamento pero que necesitaría que nos desplazáramos y eso no lo podemos hacer salvo que sea un caso urgente y excepcional”, subrayan desde la misma notaría.

Antes del inicio del confinamiento, el número de testamentos firmados en Navarra cada semana era muy superior a un centenar. Desde el inicio del lema del quédate en casa apenas se han firmado 5 o 6 testamentos a la semana en toda Navarra. En total, una veintena. Y del mismo modo también las notarías han visto reducidos las consultas sobre esta materia, que precisamente por tener posibilidades abiertas de que se elaboraran testamentos sin notario, los posibles clientes han acudido antes a formular sus dudas y consultas a despachos de abogados de confianza que a los propios notarios.

Desde el confinamiento, las notarías están trabajando a puerta cerrada, atendiendo consultas efectuadas por teléfono o por correo electrónico, y citando en la Notaría a personas para asuntos de carácter urgente, cuyo aplazamiento podría producir más perjuicios a empresas y particulares. Esas serían las materias urgentes para las que continúan abiertos. Asimismo, las propias notarías han tenido que reducir su personal presencial (se van turnando por lo general y trabajan con medidas de prevención e higiene recomendadas) y las firmas y escrituras han pasado casi a ser cuestiones individuales. Primero, el notario cita al autónomo, el empresario o el vendedor. Se le lee el contrato o el documento que sea. A continuación, se cita a la otra parte, bien sea una entidad bancaria o un particular comprador de una vivienda. Se realiza la misma operación. Todos firman, a poder ser con bolígrafos distintos y que se desinfectan. No coinciden en los pasillos ni en las salas de espera. Se intenta espaciar el máximo tiempo posible la presencia de los interesados.

En cuanto a la escasa actividad que se están llevando a cabo en las notarías navarras, la mayoría de documentos que proceden a firmarse responden a compraventas que tienen ya aprobada la financiación bancaria y cuyo retraso podría hacer perder cantidades entregadas por el comprador en concepto de arras o reserva. Se trata de una de las operaciones para las que el Gobierno central no ha planificado la suspensión de los plazos y, por lo tanto, los días de reserva de dicha operación siguen transcurriendo y se debe finiquitar lo antes posible. Además de ello, lo más frecuente están siendo las operaciones de financiación, tanto de empresas y particulares que en la actualidad desempeñan actividades y servicios esenciales, como de las que precisan liquidez para atender pagos a realizar (nóminas, seguridad social, pagos a proveedores, etc.).