Barceló, que contrajo el virus trabajando en marzo en el pabellón Revilla, y este mes ha repetido guardia en el mismo recinto, rebaja la tensión del brote de covid-19

Ramón Barceló, doctor en Medicina y Cirugía y especialista de Oncología en Basurto, ha sido además el único oncólogo de este hospital que ha estado enfermo por coronavirus, aunque ahora cree que puede ser ya inmune.

¿Se contagió trabajando?

Lo contraje en el trabajo, eso seguro. Hago las guardias en todo el hospital y lo cogí precisamente en una guardia en el pabellón Revilla que fue donde empezaron los casos.

¿Cuándo se infectó?

El 10 de marzo, en pleno caos de la pandemia y cuando se llenó el hospital de pacientes covid. No tuve los problemas clínicos que han tenido otros compañeros, pero como es algo tan brusco, que de repente te pones tan mal, me daba agobio.

¿Ahora es usted inmune?

En la PCR ya no tengo el virus, parece que tengo inmunidad y esto da tranquilidad. Además, como hay mucha gente que es positiva, el personal se ha relajado un poco porque no parece que seas contagiable.

Sin embargo, cuando creíamos que la epidemia remitía, hay nuevos focos, como este de Basurto.

Es verdad que nos ha llamado la atención este paso atrás. Pero, por otra parte, dentro del hospital no se está viviendo con angustia. Me preocupa más que lo que ha pasado en el hospital, suceda en las terrazas de los bares de Bilbao. Entonces sí tendríamos un problema. Una prueba de que no estamos mal es que no está habiendo ingresos por covid-19 en Urgencias y no hay ningún enfermo por coronavirus en los Cuidados Intensivos de Basurto, ni están aumentando en Euskadi los pacientes que necesitan camas UCI.

Al final Txagorritxu ha contenido el brote, pero en Basurto parece que se ha desbordado.

Apretando un poco las medidas en los focos, podrá solucionarse. Creo que, a pesar del escape, se va a poder contener porque se están haciendo las pruebas, se está aislando a los sospechosos y se está vigilando a todos los contactos. Si, tal y como se contempla, cada cinco días repetimos la prueba a todos los ingresados, vamos a anticiparnos al virus.

¿Cómo ha cambiado el escenario en estos tres meses?

Por ejemplo, al principio no había pruebas PCR para todos. Y sin embargo, ahora se están haciendo y repitiendo a todo el mundo. Ha cambiado mucho la perspectiva y por eso hay más tranquilidad.

A raíz de este brote, Osakidetza dice que testará a toda la plantilla de Basurto. ¿A usted también le van a repetir la PCR?

Creo que no lo necesito. Como tengo inmunidad, lo normal es que ya no sea infectable. Esa es una ventaja innegable. Hay más sanitarios, que al haber pasado el covid, están también más tranquilos. Sin embargo, a la gente que no lo ha pasado se le está haciendo la PCR y nos han cambiado el protocolo. A los pacientes para ingresar se les hace el test, para hacerse cualquier prueba invasiva se hacía la PCR... Pero ahora, como ha aparecido esto, cada cinco días van a repetir a los ingresados la prueba por si acude a verles algún familiar infectado. Van a restringir también las visitas. Por eso creo que la situación actualmente es muy diferente con respecto al principio.

¿El hospital está ahora más preparado para hacer frente al covid?

Ahora hay más mascarillas, más equipos de protección, más pruebas para toda la plantilla, tanto de PCR como de anticuerpos. Y con todas las personas ingresadas va a haber un seguimiento más intensivo para que no vuelva a ocurrir un brote así.

¿Hay miedo entre los compañeros ante otra oleada del virus?

Antes, en el hospital había mucho agobio, porque como se contagió gente joven trabajando y algunos estuvieron tan graves, había mucha angustia. Pero ahora que han hecho pruebas y han visto que hay muchos negativos, y entre los positivos, hay mucho asintomático que tiene la tranquilidad de la inmunidad, creo que la sensación que hay es de cierta calma.

En su día a día, usted lleva a cabo su trabajo en un pabellón especialmente sensible, el de Oncología, donde los pacientes son muy vulnerables.

En nuestro pabellón, en Aztarain, está el núcleo duro de la Oncología Médica y de la Hematología, y el virus no ha tenido afectación. Oncología es uno de los puntos delicados, y hemos tenido la suerte y la prevención necesarias para que no haya entrado el covid-19. De hecho no hay ningún otro oncólogo infectado aunque alguno también hace guardias.

Y eso que está justo al lado del pabellón Revilla.

Sí, en Revilla hay Medicina Interna, Infecciosas, Respiratorio, están los más mayores y es donde era más fácil que se produjera este tipo de brotes. Además, los afectados de covid ingresan también en la planta baja. Por eso es más sencillo que se escape dentro de ese pabellón. Pero ahora, con más medidas restrictivas, controlarán este brote. En el resto de pabellones y del hospital no está habiendo problemas ni en los servicios de apoyo ni en los ingresos quirúrgicos. En este sentido, parece que se está haciendo una buena gestión.

Cuando el pasado marzo usted se infectó en el pabellón Revilla, ¿qué hacía allí?

Hacía una guardia de Medicina. Atender ese pabellón forma parte de mi trabajo de urgencias. Pero es que, además, en los primeros días de junio también he atendido allí.

¿Ha trabajado en el pabellón, considerado 'zona 0', en las jornadas previas al brote?

Sí, pero sin ningún miedo. Ni para mí ni para mis pacientes. Adoptamos todas las medidas sanitarias: mascarilla, lavado de manos, equipo de protección y lo que se necesite. Muchos de los que trabajan en ese pabellón tienen también inmunidad y otros trabajan bien protegidos. No hay ni angustia ni histeria.

La consejera dijo el martes que estaba todo desinfectado, que pasaba la 'prueba del algodón'.

Yo conozco mucho a Nekane Murga porque entramos juntos a la facultad, hemos compartido muchas prácticas y es una profesional muy competente, que tiene todos los datos. A pesar de que como política tiene que transmitir tranquilidad, tiene razón en que se están poniendo las medidas oportunas para evitar que se nos vaya de las manos.

Porque las cosas han cambiado.

Sí, al principio no había EPI, no había información, no había evidencias de cómo mirar las cosas, no había pruebas... De hecho, yo estuve una semana trabajando con el virus, eso sí con la mascarilla puesta. Notaba que tosía, pero al cabo de una semana vi que aquello no era normal, pedí que me hicieran la prueba y tenía el virus. Afortunadamente no contagié a nadie esa semana.

La viróloga Margarita del Val pronosticaba ayer mismo una segunda oleada del virus en julio.

A ver qué verano tenemos y a ver qué sucede en otoño, y a ver si sale de nuestras vidas este virus, que es lo más normal. Pero en los lugares donde ha habido una segunda oleada ha bajado la mortalidad y es un virus más atenuado. Aunque no podemos predecir nada porque es todo nuevo.