preocupación, nervios, miedo y tensión son las reacciones mayoritarias que se vivían ayer entre los trabajadores de Uvesa. Por la tarde la imagen de la puerta de la factoría era cuando menos chocante ya que los trabajadores que seguían saliendo, y no querían hacer declaraciones, se cruzaban con las personas que acudían a la puerta para dejar su currículum. La sensación generalizada es que “se cumplían las normas de seguridad, pero ha habido cierto relajamiento”, “yo pensaba que sí se seguían pero parece que no han sido suficientes. El problema es que trabajamos mucha gente”. Así mientras que algunos comentan que “nos tomaban la temperatura al entrar y nos reparten cinco mascarillas para la semana”, otros aseguran que no ven termómetros y que llevar las mascarillas fuera del puesto de trabajo se hace de una forma un tanto laxa, “algunos se las quitan en cuanto se mueven de su puesto y en el comedor no llevan”.

Fuentes sindicales recordaron ayer cómo desde marzo y abril había habido casos aislados “de los que nunca informaban al comité de empresa” pero no pasaban de ahí. Sin embargo el pasado jueves los casos aislados se empezaron a multiplicar y también los confinamientos por cercanía, de ahí que la empresa aceptara realizar las pruebas a los 640 trabajadores que estaban en ese día. Unas pruebas que hace solo 20 días, el 6 de agosto, se negaron a aceptar cuando las solicitó el comité de empresa y que Uvesa consideró que “no es necesario”. En seis días todo se disparó.

Lo que sí fue unánime ayer fue la sorpresa por el número de casos positivos, “tras los 22, el lunes muchos pensaban que iban a ser 40 o 50 y el martes ya pensaban que 80 o 90, pero nadie podía imaginar una cosa así”. “Es cierto que sabíamos que había habido algunos casos pero no pensábamos que pudiera salir una cantidad así”, refrendaba otra trabajadora. El contagio ha sido tan repentino y rápido que como cuenta una trabajadora “una chica llevaba solo un día trabajando en la empresa y ha dado positivo. Es que yo creo que el virus ya está aquí dentro”, señaló.

Ayer fue un día complicado los 713 trabajadores (uniendo Uvesa y una subcontrata) por la tensión de poder perder su trabajo y por las cámaras y el miedo a hablar se hacía evidente en una plantilla que está sometido a “muchas horas, sueldos muy bajos y un trabajo muy duro”.