En pocos días el ambiente que se respiraba en las calles de los pueblos de Baztan ha cambiado radicalmente. Tras las últimas medidas adoptadas por el Gobierno de Navarra, los restaurantes y bares han cerrado sus puertas y las casas rurales, aunque todavía algunas están abiertas, se han quedado sin reservas de un día para otro. De puertas hacia fuera, no hay apenas movimiento, y las calles se han vuelto grises, haciendo contraste con el espectacular paisaje de los montes que rodean el valle. Si a mediados de marzo, cuando entró en vigor el estado de alarma, a punto de comenzar la primavera pareció que el invierno se instalaba en el valle, ahora, recién estrenado el otoño, la oscuridad del invierno ha vuelto a teñir el entorno.

Con el cierre de fronteras las casas rurales de Baztan han tenido que anular las reservas que tenían durante dos semanas, muchas. Es el caso de la casa rural Urruska, de Elizondo, la primera que abrió sus puertas hace casi 30 años. Mari Joxe Iparragirre, responsable de la casa rural, y a su vez vicepresidenta de la Asociación Turística Baztan-Bidasoa se mostraba desolada ante la incapacidad de poder trabajar, "no es justo, después de todo lo que hemos pasado desde marzo, ¡ahora otra vez!. Este año hemos trabajado 3 meses, además algunos hemos tenido que hacer grandes inversiones para adecuarnos a las nuevas medidas, y ahora nos quedamos otra vez sin poder trabajar", lamenta. Podemos recibir visitantes de Nafarroa, ¿pero quién va a querer venir si no hay nada abierto? Iparragirre se muestra escéptica con las dos semanas que estarán en vigor las medidas, "pienso que seguiremos igual hasta final de año; en marzo empezamos igual, y mira cuánto duró".

Rubén Garate, del restaurante Olari de Irurita tampoco es muy optimista, "ojalá sean dos semanas y podamos volver a trabajar, lo firmaría ahora, pero me temo que se alargará". Garate también se mostraba contrariado, "llevamos un año muy duro tanto a nivel físico como psíquico, y después de todo lo que hemos tenido que pasar, tener que cerrar otra vez ha sido un palo". En mala época, pues acababan de comenzar las jornadas gastronómicas de caza, que atraen a cientos de comensales a la comarca. Tienen las despensas llenas pero no van a poder deleitar con sus manjares a los clientes. Algún restaurante, como la Posada de Elbete, ofrecerá los menús para llevar, pero no es su caso, "somos tres socios autónomos, y si abrimos perdemos la opción de recibir ninguna ayuda", por lo que han optado por no ofrecer menús para llevar.